Los productores de Ovidra Cooperativa Galega encontraron ayer a siete de sus ovejas destrozadas. Fueron víctimas de un lobo. Se coló en el recinto en el que recogen el rebaño de 560 reses y de poco sirvió el cierre formado por una malla metálica de dos metros de altura, ni los dos alambres de espino de la parte superior. "Cada pouco matan algunha", comenta un representante de la sociedad.
Esta vez aún hubo algo de suerte. Los animales estaban cerrados y los productores pudieron recoger las chapas identificativas. Pero no siempre es así. Otras veces, los ganaderos solo encuentran los restos, lo que denominan "porquería", sin poder localizar las chapas con el registro del animal. "Non deixan nin chapas, nin nada, e despois é un problema dar de baixa as ovellas", dijeron las mismas fuentes.
Este problema preocupa, y mucho, en Agromacen (Agrogandeira do Macizo Central), asociación que agrupa a unos 400 productores. "Hai cantidad de ataques nos que non se atopan os restos e hai problemas para regularizar a situación", comenta su presidente, Pedro Rodríguez Parente. Explica que a la dificultad que entraña el terreno escabroso donde pacen los rebaños de ganado en extensivo hay que añadir que muchos ejemplares muertos por los lobos son terneros recién nacidos o corderos.
"A Consellería de Medio Ambiente debera coñecer as características", añade Pedro Rodríguez, quien reclama la inclusión de los concellos de Manzaneda y Chandrexa de Queixa entre los que se beneficiarán de un incremento del 30% en la cuantía de las ayudas para paliar los ataques de lobos.
Desde la Consellería de Medio Ambiente, explicaron que, a la hora de decidir qué concellos se incluyen en el Anexo III de la orden de ayudas para el lobo, se tiene en cuenta la información sobre ataques recogida en los últimos años. Teniendo esto en consideración, los concellos de Chandrexa y de Manzaneda no fueron incluidos porque los datos no lo justifican. De hecho, a modo de ejemplo, señalan que en Chandrexa de Queixa en los últimos cuatro años sólo hay cinco avisos constatados de lobo (uno en el año 2020).
Una posible explicación que encuentra Medio Ambiente es que los ganaderos no informan de los supuestos ataques de lobo por los cauces establecidos: es decir, a través del teléfono 012. Por ello, insiste en la importancia de que los afectados "comuniquen en tiempo y forma los daños, no sólo para poder percibir las ayudas sino también para que computen a estos efectos".
