Feira do Sete

Luis Antonio Outeiriño Míguez

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Una descripción (en clave de humor) de los diversos especímenes de nuestra “fauna”

El morcego (murciélago de herradura pequeño) escoge para formar sus colonias edificaciones humanas donde pueda sufrir pocas molestias, en el fondo de valles estrechos, donde las temperaturas anuales son estables (ni mucho frío en invierno, ni mucho calor en verano). Selecciona lugares en los que la presencia de bosques caducifolios es mayoritaria. El hecho de que se asentara en Galicia hace unos 75.000 años reveló el papel de nuestra tierra como refugio climático. 

Luis Antonio Outeiriño Míguez, Curro para los amigos, tiene algunas costumbres y también disidencias con nuestro morcego gallego, le mola la naturaleza, los paisajes muy bucólicos, el clima intermedio, pero también le encanta la playa, le gusta la noche pero no la tétrica, sino la romántica iluminada por los sonidos y compañía de todo lo que signifique música. Curro Outeiriño, además de su familia, tiene tres grandes pasiones: la medicina, la música y el golf. Dentro de la medicina, en pleno centro de Madrid dirige una clínica- consulta en la que lo mas granado de la beautiful people española son o han sido pacientes de este prestigioso ourensano. Sería muy largo de enumerar sus nombres y por un principio de ética por mi parte y por que sé que a él no le gustaría prefiero silenciar, pero todos sabemos que es una autentica autoridad en el campo de la oftalmología, lo que no le impide aplicar la generosidad propia de su afectuoso carácter con todos aquellos humildes que en algún momento lo necesitan. Me vienen a la memoria innumerables ocasiones en las que Curro ha sido un desinteresado benefactor con sus semejantes, por ser muy notorio, el ejemplo de dos componentes de la Vieja Troba cubana a los que pagó su viaje y les operó en su clínica de forma totalmente desinteresada. 

Es un enamorado del golf, deporte que practica en A Toxa, su siempre añorado y actual retiro, acompañado de Paco y Miguel, dos de sus hermanos, y con amigos de siempre como Jorge Cachaldora y Eduardo Canal. En su faceta musical, en el año 1966 graba un disco con Los Murciélagos. Luego toca en Los Wagners y creo que también en Los Evers. Tiene una buena colección de guitarras y todo tipo de amplificadores, y esa pasión por la música se la transmitió a su hijo Luis, que es un estupendo guitarrista, desconozco si sus dos hijas Verónica y Leticia también heredan la musicalidad de su padre. 

Para Curro cualquier día y lugar es bueno para una comida y a continuación tocar varias horas en compañía de Celso, Paquiño de Bueu, Daniel, Paqui de Lobios y en ocasiones María do Ceo que, con Antonio, son alegres compañeros de siempre. Me recuerda a Giuseppe Sinopoli, médico, compositor y director de orquesta italiano. Un artículo de una relevante revista médica de Chile dice: estudiar y practicar la Medicina implica un conocimiento más global del ser humano y este conocimiento puede plasmarse en una obra artística, ya sea literaria, pictórica o musical. También hay médicos con inquietudes artísticas desde la infancia o adolescencia, que optan por diversas presiones a una carrera con aparente mayor solvencia económica, quedando latente un potencial artístico que puede develarse en períodos posteriores de mayor estabilidad. 

A Curro Outeiriño, al que le gusta la bossa nova, la canción “Aguas de Março”, “Sarandonga” y “Ascaracaracatisky”, le conozco desde muy niño; algunas batallas hemos pasado juntos, como aquella ocasión en un pueblecito del Xurés donde por ayudar a los mayores de un pueblo para hacer su fiesta hicimos un recorrido por todas las casas para recaudarles fondos. Hacía frío y había barro, y en un momento de distracción Curro y Paquiño de Bueu desaparecieron en la noche y solo los encontramos amanecido el día a la salida de 3-A. Querido Curro, aquella espantá ya te la has hecho perdonar con tu siempre inquebrantable y sana amistad.

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