Anestesiólogo

Luis Montes: ‘El sufrimiento no es gratificante’

El anestesiólogo Luis Montes. (Foto: Archivo)
El ex coordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés, Luis Montes (Salamanca, 1949), reflexiona mañana en el Foro La Región sobre la eutanasia.
Tuvo que soportar durante tres años que le llamaran ‘doctor muerte’, al haber sido acusado, junto con otros 14 médicos del Hospital Severo Ochoa de Leganés, de 400 homicidios por presuntas sedaciones ilegales. En 2008, la Audiencia Provincial de Madrid archivó el caso del anestesiólogo Luis Montes, sin encontrar ningún tipo de mala praxis. ¿Cómo repercutieron estas acusaciones en su vida profesional y la situación que vive la eutanasia y el suicidio asistido en España? Serán algunos de los temas de los que hablará mañana en el Foro La Región.

¿Sobre qué puntos clave versará su ponencia?

Hay que hacer una fuerte labor pedagógica sobre los conceptos que rodean a la eutanasia. Yo busco informar a los ourensanos sobre la limitación del esfuerzo terapéutico y los tratamientos desproporcionados.

¿Qué situación legal vive el suicidio asistido en España?

El Código Penal desde 1995 penaliza la eutanasia activa y el suicidio asistido. Es un código penal que no incluye los términos de sedación del paciente en agonía, o la retirada de medicamentos. Sin embargo, la legislación ha introducido el artículo 143, en el que habla de situaciones de eutanasia compasiva, y reduce la pena del colaborador necesario en la muerte del paciente. Además, existe la ley de garantías del paciente, que me parece más igualitaria pues ofrece al paciente el derecho de conocer su diagnóstico y las alternativas, así como a rechazar cualquier tipo de tratamiento.

¿Cómo puede un paciente evitar un largo proceso de tratamiento médico?

Con el testamento vital, este documento garantiza su derecho a morir de una forma digna si pierde su autonomía. Una práctica común en mis ponencias es preguntar a la gente si sabe dónde está la oficina del registro para llevar su testamento vital, y curiosamente lo desconocen.

¿Son positivas las posturas políticas en España respecto a la eutanasia?

Existen dos muy claras, la del partido en el poder que no plantea ninguna solución para esta legislatura, y la del partido de oposición que dice que el tema no le interesa a nadie. Mientras tanto aquí estamos los ciudadanos en medio del debate.

No es prudente, pues el ejemplo de otros países donde se legalizó la eutanasia activa, nos dice que lo primero es hacer una consulta popular antes de pronunciar alguna medida jurídica. Los españoles tenemos que decidir si queremos o no esta práctica, pues no podemos tener eutanasia activa cuatro años y luego no, según el partido que gobierne.

El caso de Eluana Englar en Italia volvió a poner el tema en el punto de mira.

Lo de Eluana fue claro: murió por la supresión de medicamentos, fue una eutanasia por omisión, y como no entraba en el código penal de Italia, su presidente actuó demagógicamente y de forma oportunista.

¿Cómo entienden los españoles la muerte?
Creo que la sociedad está dejando de pensar que en cuanto más sufres más a la derecha del señor estás. Este planteamiento sacralizado es respetable pero no asumible. El sufrimiento no es confortable ni gratificante.

¿Qué secuelas le dejaron las acusaciones de sedaciones ilegales en Leganés?

Fue una etapa muy dura. Sufrimos una gran represión. En aquel momento el gobierno intentó abanderar un movimiento en contra de la eutanasia, y ahora nos toca reavivar el debate. Yo sigo teniendo mi plaza fija como anestesista en el Hospital, y la relación con mis compañeros es buena, aunque actualmente no mantengo ningún contacto con la Administración.

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