Luz Cánovas: “El alivio precoz del dolor en pacientes oncológicos alarga la supervivencia”

Son “excelentes” paliando el dolor de los enfermos de cáncer. El equipo de la Unidad del Dolor del Complexo Hospitalario de Ourense (CHUO) ha sido distinguido con la acreditación de excelencia en calidad en el tratamiento del dolor oncológico. Un reconocimiento que le entregarán el próximo septiembre a su máxima responsable, la jefa de Anestesiología y Reanimación, Luz Cánovas Martínez, que calcula que atienden a unos mil pacientes al mes, de los que el 15% son oncológicos. Una cifra que va en aumento, por lo que cree que necesitarán dos médicos más en el equipo si quieren tener en funcionamiento un quirófano intervencionista todos los días y dos consultas. Hasta lo excelente se quiere mejorar si el objetivo es que sus pacientes sufran menos y vivan más. ¿En qué consiste la acreditación que les entregarán en septiembre? Nos han dado la acreditación de excelencia en el tratamiento de dolor oncológico, basado en la norma calidad ACDON de la Sociedad Española de Calidad Asistencial. ¿Qué criterios se han tenido en cuenta? Son criterios elaborados por médicos oncólogos, unidades de dolor, médicos internistas, psicólogos, la Sociedad Española de Calidad Asistencial y, lo que es más importante, por los propios pacientes. Los criterios son bastante exigentes. Algunos debes cumplirlos obligatoriamente y otros son recomendables, pero debes cumplirlos al 85%. Son la historia clínica del dolor, con escalas de valoración del dolor; escalas específicas para dolor neuropático, de funcionalidad y calidad de vida; un circuito de derivación preferente para la recepción del paciente con dolor y cáncer, en el que participan los oncólogos, Atención Primaria y todos los especialistas que nos derivan pacientes con cáncer, como los urólogos o los de Digestivo. ¿Qué es el circuito de derivación preferente? Debe cumplir unas premisas, como la atención en 24 horas de un paciente con dolor y cáncer, y la realización de una técnica intervencionista en menos de una semana. También, escalas de satisfacción para el paciente y su familia, y la disponibilidad de atención psicológica para ambos, la disponibilidad de fisioterapia, el tratamiento preventivo de efectos indeseables de la medicación; y el burn out de lo que supone para el paciente, la familia o el médico tratar a un paciente oncológico. Es lo que supone estar a tratamiento de su dolor, además de tener el cáncer. Y prevención de ese burn out la recibimos nosotros y ellos. ¿Cuál es la función principal de la Unidad del Dolor? Se trata de aliviar el dolor a todos los pacientes, tanto con dolor oncológico como de otro tipo. Los pacientes de dolor oncológico tienen la premisa de que, en muchos de ellos, la supervivencia es corta. El alivio precoz del dolor en este tipo de pacientes alarga la supervivencia. Eso está demostrado en publicaciones. Cuando un paciente con cáncer no tiene dolor, tiene una mejor calidad de vida, se alimenta mejor, puede hacer ejercicio físico en la medida en que lo puede hacer, como paseos. Y todo esto mejora la inmunidad y la respuesta al tratamiento del cáncer. ¿Qué porcentaje de pacientes oncológicos sufre dolor? Lo sufre el 50% de los pacientes con enfermedad activa, que en el caso del cáncer podría ser por invasión ósea o de plexos nerviosos. También hay dolor secundario por el tratamiento del cáncer porque la quimioterapia y la radioterapia pueden producir dolor neuropático. Y luego está el dolor que puede afectar a cualquier paciente, tanto con cáncer como sin él. Los pacientes, al estar inmunodeprimidos, pueden tener más neuralgias y cuadros de dolor. ¿También hay dolor crónico o residual en pacientes que han superado el cáncer? Sí, a veces, en largos supervivientes las secuelas de la radioterapia y quimioterapia se mantienen durante tiempo. Producen cuadros de dolor crónico periférico, y hay que tratarlos. ¿Cómo se trata ese dolor? Normalmente con un combinado de fármacos y de técnicas intervencionistas. Siempre que el paciente se pueda beneficiar, las tecnicas intervencionistas deben ser aplicadas en cualquier estadío de tratamiento. También es muy importante el tratamiento psicológico; tenemos una psicóloga clínica en la Unidad del Dolor que atiende a los pacientes y a sus familias. Y tienen la posibilidad de hacer ejercicios en casa o desplazarse a la Unidad de rehabilitación. ¿En qué consisten estas técnicas intervencionistas? El implante de sistemas que envían un tratamiento al líquido encefalorraquídeo; bloqueos neurolíticos de plexos nerviosos o cualquier tipo de bloqueo. Consiste en actuar sobre determinadas estructuras para conseguir un alivio analgésico con muy poco tratamiento. ¿Cómo se implanta? Se hace un bloqueo neurolítico con alcohol o fenol del plexo celíaco en casos de cáncer de páncreas, por ejemplo, que es un cáncer muy doloroso. Se localiza con dos agujas el plexo celíaco, se dibuja con un contraste y se inyecta alcohol. Así se consigue una analgesia de seis a nueve meses, y se puede volver a repetir. ¿Cuántos pacientes tiene la Unidad del Dolor? Vemos aproximadamente unos mil pacientes al mes. Dentro de esos pacientes, los oncológicos, tanto activos como largos supervivientes, son un 15% del total. ¿Cuántos profesionales forman parte de esta unidad? Somos cinco médicos especializados en dolor, aunque solo estamos dos en la Unidad cada día porque van rotando. Ahora, en verano, solo uno. Además, tres enfermeras, una auxiliar y nuestra psicóloga clínica. Tenemos también al jefe de Rehabilitación, que atiende a una serie de pacientes que le derivamos y los trata un día a la semana. No hay anestesistas ni plazas para más médicos en la Unidad del Dolor. Espero que en un futuro próximo haya más anestesistas y tengamos más personal médico que es necesario para la cantidad de pacientes que tenemos. ¿Cuántos médicos más necesitan? Necesitamos, como mínimo, dos médicos más, para que funcionen un quirófano intervencionista todos los días, que necesita dos personas, y dos consultas, donde realizamos técnicas con ecografía. ¿Están aumentando los casos de cáncer en Ourense? La verdad es que cada vez vienen más pacientes a la unidad de dolor y cáncer. No sé si hemos salido del confinamiento y los diagnósticos han sido tardíos. Además, creo que el circuito de derivación preferente al paciente funciona bien y por eso llegan más pacientes.