Las Madamitas regresan a Ourense con alboroto y festejo

Ourense volvió a celebrar la quema de las Madamitas ayer domingo, como se viene haciendo una semana antes de Ramos. Cuatro autómatas se inmolaron en un espectáculo pirotécnico que atrajo a cientos de curiosos al Parque de San Lázaro.

Si hacemos caso de la costumbre ancestral, la etapa del invierno se cerró ayer con una salva de petardazos frente al Parque de San Lázaro. La primera deflagración provocó el llanto de algunos niños y el aullido de la alarma de un coche en la distancia. Las figuras animadas se sacrificaron una tras otra  en un frenesí de cohetes, silbadores, humo de colores y confeti. De algún modo, el estruendo que tradicionalmente marcaba la llegada de la primavera nos pilló por sorpresa a los asistentes.  Se diría que estos dos últimos años perdimos la noción del tiempo entre confinamientos y cancelaciones de eventos.

Desde 2019  no habíamos vuelto a ver la quema de las Madamitas y su desfile de cabezudos y músicos. A este grupo de folk, Par de Par, pertenece María Riesco, que hasta la llegada de la pandemia salía a tocar con sus compañeros con motivo de la festividad de San Lázaro. Para Riesco, la expectación por el evento tiene una razón clara: “En pandemia botouse todo de menos. A xente ten moitas ganas de saír, de recuperar esa normalidade”.

Cuando callan los petardos, el gentío estalla en un aplauso y, en desbandada, acude a los puestos instalados alrededor de la zona vallada. Muchos aprovechan para avituallarse de rosquillas, quesos, frutos secos, garrapiñadas y varios tipos de pan. Sin embargo, el senegalés Baye Diagne, tras despachar a unos clientes, hace cálculos: “Este año hay muy poca gente, pero no nos podemos quejar. Aún tenemos mercancía y a ver si a la tarde la acabamos”. 

A medida que el azote de la covid se va atenuando, los ourensanos toman las calles de su ciudad para, por fin, recuperar esa interrumpida sensación de normalidad. La quema de las Madamitas señaló el preámbulo a las fiestas de Semana Santa que, esperemos, nunca volverán a vivirse con calles vacías y la ausencia de familia y seres queridos.

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