Magia e ilusión con los Magos de Oriente

Tenían una dura noche de trabajo por delante, pero los Magos de Oriente no faltaron a su cita con los niños ourensanos. En sus carrozas y con un numeroso séquito acompañándoles, Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron la ciudad.
La estrella de Oriente volvió a guiar ayer a los Reyes Magos hacia Ourense. Después de 365 días de espera, se abrió para los niños de la ciudad una nueva oportunidad de ver de cerca y en persona a esos tres mágicos personajes que en cuestión de horas visitarían sus hogares para bendecirlos con sus regalos.

Fue un largo viaje hasta llegar a la ciudad, pero a las cinco y media de la tarde, Melchor, Gaspar y un Baltasar un tanto pálido de tez (que llamó la atención de mayores y no tan mayores) aparecieron en la estación Empalme cargados de alegría, ilusión, magia y, sobre todo, muchos presentes. En un lento peregrinar, subidos a sus carrozas y con una amplia comitiva de acompañamiento, los Magos de Oriente recorrieron el centro de la ciudad para estar cerca de los niños.

Se les esperaba desde hacía un año y se notó en las calles. Miles de ourensanos salieron a su encuentro. El nerviosismo de los más pequeños durante la espera se tornó en expectación cuando la cabalgata empezó a dejarse ver. Los coches y motos de la Policía Local fueron los encargados de anunciar con su presencia que los Reyes Magos estaban cerca. Ahí volvió el bullicio. Los bomberos de gala y con sus coches engalanados, el tren chu-chú más navideño que nunca, gigantes, afiladores, vespas, ninfas y elfos en una gran bota de regalos, la carroza de los carteros reales y varias agrupaciones musicales y de animación precedieron en la comitiva a las carrozas de los Magos de Oriente, arropados por los pajes reales. Y tras ellos, los cabezudos de A Esmorga y dos grandes dragones cuya vistosidad y movimiento no pasaron desaparecibidas para los pequeños.

Tras recorrer la ciudad, se dieron un baño de multitudes en la Praza Maior. Coreados por los niños, los Reyes Magos fueron apareciendo uno a uno por el céntrico recinto. Primero Melchor, luego Gaspar y por último el tremendamente pálido Balta sar. Se apearon de sus carrozas (recibidos por el alcalde, Francisco Rodríguez, y la edil de Cultura, Isabel Pérez), se acercaron a los niños e hicieron su ofrenda de oro, incienso y mirra al niño Jesús que descansaba con su padres en el belén viviente a la entrada del Concello. Y antes de irse para comenzar a repartir los regalos en una larga noche de trabajo, los Magos de Oriente se dirigieron a sus jovencitos seguidores, a los que agradecieron la ‘ilusión e ledicia’ con la que los reciben cada año y a los que instaron a irse prontito a la cama. Muchos, seguro, así lo hicieron.

Te puede interesar