María López Janeiro, misionera del Divino Maestro, está de vuelta a Ourense a sus 86 años, después de una vida dedicada a las misiones. Perú, Venezuela y Ruanda son los países en los que pasó la mayor parte del tiempo, sobre todo dando clase (se formó en Magisterio). “En Ruanda fui expulsada por la ONU porque fue la caída del presidente y atacaban a todo extranjero. Salimos tres hermanas al Congo en unos carros de la embajada, porque podía haber cualquier atentado”. Desde que entró en la congregación con apenas 18 años, María López alternó periodos en España y fuera. Un problema de salud la trae ahora de vuelta.
“He pasado momentos de mucho dolor y de guerra. Fuimos a Ruanda para abrir una casa de espiritualidad, compramos el terreno y cuando teníamos la casa terminada, se declaró la guerra y lo dejamos todo. Cuando una guerra viene se destruye todo”.
¿Sustos? “Más de uno. En un semáforo me ramplaron el bolso con 10.000 dólares para la congregación en Perú. En un colegio nos desapareció todo el material de las aulas. Pero a nivel personal nunca me ocurrió nada, siempre he visto como la gente, por educación, nos trata bien”.
