En lo que va de año han desaparecido un total de 120 vehículos, aunque una mayoría de los mismos acaban siendo recuperados

La mayoría de coches robados en la provincia se usan para mover droga

En lo que va de año han desaparecido en la ciudad 69 vehículos, a los que hay que añadir otros 51 sustraídos en el resto de la provincia.
Por ahora son cifras que mejoran las de 2009, cuando en el ámbito de competencia de la Policía Nacional -es decir, la ciudad- se robaron 99, y en el de la Guardia Civil, 68. Desaparecen a un ritmo más vivo del que se recuperan, admiten desde el instituto armado, que en este año ha devuelto a sus legítimos propietarios 37. Estas sustracciones, según un responsable de este tipo de investigaciones en la Guardia Civil, 'tienen como principal destino el movimiento de droga'. Es una práctica común entre traficantes 'usar vehículos de otros para par exceder los límites de velocidad, cometer infracciones y evitar cualquier tipo de responsabilidad administrativa o penal, al tiempo que se dificulta su identidad'. Un buen ejemplo de los fines delictivos con los que se usan los coches robados es el de los tres autores de la tentativa de robo de un cajero automático la pasada semana en una sucursal de Caixanova en Entrimo: primero robaron un camión grúa en Carballiño, y con él reventaron la pared de la oficina en el sur de la provincia.

El modus operandi más habitual es -consumado el transporte ilícito- el abandono del coche. 'Cuando cargan la droga y la desplazan, se deshacen de él por razones de seguridad. No lo usan más que para transportes ocasionales', señala el investigador. Por esta razón, los coches son altamente recuperables. 'Calculamos que la recuperación ronda el 80%', aunque ésta 'casi nunca se produce en la localidad o el entorno en el que se produjo el robo'. Las zonas más conflictivas son la ciudad y su extrarradio, y núcleos como Verín y Carballiño. En el caso de Ourense, el barrio de Vichita es un enclave estratégico 'para la recuperación'. A las recomendaciones de seguridad corrientes para evitar los robos se añade la de 'dejar el depósito en mínimos. Un ladrón no reposta. Cuando se acaba la gasolina, para'.

Aquellos vehículos cuya sustracción no está destinada a realizar desplazamientos en busca de droga, 'desaparecen vía Portugal. Se desmontan en las cercanías de la frontera y se destinan a piezas'. Existe un tercer uso del vehículo robado: la conducción deportiva. 'Hay casos de jóvenes que roban coches para dirigirse con ellos a las pistas a realizar trompos'. Menos común es la sustracción de vehículos de alta gama con fines de uso prolongado por parte de otros usuarios, aunque 'no hace mucho tuvimos un caso en A Valenzá'.

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