Nueve meses de cárcel por enviar wasaps y abrazar a su expareja

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El condenado es el presidente de Amnistía Internacional en Galicia

Pese a que Jonatan D.R., de 31 años, es licenciado en Derecho, incluso trabajó como abogado dos años, y es el presidente en Galicia de Amnistía Internacional, esquivó la ley en abril del pasado año. El Juzgado Penal 2 lo acaba de condenar a nueve meses y un día de prisión por quebrantar una medida cautelar de forma continuada. Se empeña en mandar mensajes a su expareja sentimental y hablar con ella pese a que tiene en vigor una orden de alejamiento y  no comunicación a raíz de una denuncia de 15 de abril de 2020 por un asunto de violencia de género. En el mismo proceso, estaba acusado de acoso y amenazas, pero fue absuelto.

La sentencia considera probado que el inculpado desde el 28 de abril del pasado año “incumplió en reiteradas ocasiones la medida cautelar”. El día 18, a las 22.20 horas, se acercó y abrazó a su expareja cuando se bajó del coche en las inmediaciones de su domicilio.  Un día después, entre las 02,23 y las 02,41 horas, envió 25 mensajes de wasap. Un día después, a las 15,26 horas, la llamó a través de Telegram y después chateó con ella. El 2 de mayo de 2020, entabló una conversación con la denunciante a través de esa aplicación y le envió 3 audios. Un día después, volvió a chatear con ella.

La jueza no pasa por alto, según valora, “el relato preciso, detallado, persistente y coherente de la propia denunciante”. Sin olvidar, que el propio acusado llegó a reconocer los hechos -no así el día del juicio- y la incorporación a las diligencias penales de los mensajes y audios cuando estaba vigente la orden.

El fallo no tiene en cuenta la declaración de Jonatan en la vista oral y sí ante la policía y el juez de instrucción. A la magistrada no le convence el argumento para justificar el cambio de versión. Llegó a decir que reconoció los hechos porque tomaba ansiolíticos, lo que le provocó confusión. Eso sí, actualmente sigue con esa medicación pero ya no le provoca “alucinaciones”.  Según la ponente, de ser cierto ese aturdimiento por la ingesta de medicamentos la letrada del acusado podría haber mandado interrumpir la declaración por no estar en condiciones, reparando en que el relato fue “pormenorizado y profuso en detalles”, lo que hace difícil concebir que fuera fruto de una confusión mental.

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