EN CLAVE SEMANAL

Mil días o mil y una noches

La ciudad se hace balance de mil días. Es un análisis, interesado, claro. Plácido para el gobierno, una pesadilla para la oposición. Pesadillas de mil días y sus noches. Incluso mil y una, como en el cuento. Todo sea fabular.

 

LUNES, 26 de marzo | Las ensoñaciones que se creen sueños 

El 40% de los médicos ourensanos se jubilará en una década, decía un titular de portada en La Región, empujado a la columna de la derecha por este otro que ocupaba a cuatro columnas en lugar preferente: Carles Puigdemont pasa su primera noche en una cárcel, en Alemania. Tanto le empujó que casi se cae de la portada el caso de los galenos y su retiro. Imagino que muchos doctores estarán pensando ya en una feliz jubilación luego de años de fonendo y recetario. La ilusión del otro, el de las cuatro columnas, se ha topado con la realidad, que le despierta de golpe y le sitúa entre rejas. Es lo que tiene vivir en una ensoñación perpetua. 

MARTES, 27 de marzo | Los sucedáneos que todo lo hacen fácil 

Todos nos hemos creído en su totalidad o en parte que en la vida alguien nos daría una ínsula de Barataria, para gobernarla sin ninguna exigencia a cambio. Porque a nosotros lo que nos presta es jugar a ser Sancho y criar una buena panza. Los sucedáneos son atajos a una felicidad imposible, ni siquiera descrita en la Biblia, ahora que cerramos la Semana Santa. Nos hemos creído que el azúcar lo endulza todo, incluso el dolor. Como el perfume que echas sobre la suciedad creyendo entonces oler a flores. Siempre hay quien regala un trocito de heaven con un porrito, una litrona, un tirito de farlopa.  El atajo te lleva a creer que la pasta que te hace falta, o que crees que te hace falta, viene incluso conectándote a Internet.  La ludopatía está librando batalla entre los menores y está ya al nivel de porros y alcohol. Uno de cada diez chavales ourensanos  de entre 14 y 17 años le ha pillado gustillo a las apuestas por Internet. Quieren tener dinero por la vía rápida. O ni siquiera eso, creen que quieren creer que con pasta lo arreglan todo. Solo por el placer de gastarlo. Como dijo Will Smith, "gastamos el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a gente a la que no le importamos".

MIÉRCOLES, 27 de marzo | Todo resulta ser un auténtico cuento

Todo es melancolía en los mil días de la corporación municipal que acampa en el edificio principal de la Praza Maior. Mil días con sus correspondientes noches, qué pesadilla. Si aún fuesen mil y una noches, como el cuento. Ni siquiera eso, falla la primera parte de la proposición y todo está siendo un cuento. Aquí no hay unas mil y una noche con sultanes, tampoco hay una Scheherezade capaz de aplacar la ira del sultán. Una profunda melancolía brota por cada uno de los poros del granito que alfombra la plaza y da porte a la fachada. Melancolía porque la relación se rompió, incluso mucho antes de los mil días. Mil días, otra vez, celebrados por los 27 concejales en un pleno con tanta impostura como desinterés. Hace ya tiempo que se han aplicado aquí las leyes de desconexión. No las catalanas, precisamente, sino las que desconectan a la ciudad con sus representantes. Tan pintureros ellos, creyendo que su credo se reza en casa, con las manos derechas y mirando al techo. Un pleno en el que cada uno representa un papel, siempre infalible. Decenas de ciudades están empantanadas en una gobernabilidad imposible, pero tienen lustre. Aquí, mientras, un gobierno que no duda en culpar a funcionarios y oposición de una urbe que no pasa de segunda velocidad. Una oposición que jamás encuentra motivo para ponerse de acuerdo en nada que no sea en sus retribuciones o personal de confianza. Decía en portada este periódico que el gobierno local ofrece a la oposición un pacto por los servicios sociales. Y la oposición dijo que no, claro. Qué más da lo que se proponga, qué más da lo que se rechace. Si me apuran, qué más da quien lo ofrezca, menos quien lo rechace. Qué melancolía al comenzar este texto. Ahora ya no es melancolía, es pereza seguir escribiendo una sola línea más sobre el asunto, una vez más. Mejor el cuento de las mil y una noches, incluso el de la buena pipa. Mucho mejor.

JUEVES, 28 de marzo | ¿Cuántos somos y a cómo tocamos?

Mansos es como pagamos los impuestos, que no es lo mismo que convencidos. Siempre quisimos derechos de un país nórdico con costumbres mediterráneas. Guarderías, sanidad, educación, infraestructuras. Esa es nuestra aspiración pero nuestra realidad es la factura con Iva o sin Iva, el deseo de pagar menos impuestos. Casi 450 millones recaudó Hacienda el año pasado en la provincia. Tocamos al año a 1.427 euros por barba, a 118,9 euros al mes, a casi cuatro euros al día. O sea, la ronda no sale muy cara. Lo malo es que siempre queda la sospecha de que lapagan los mismos. 

VIERNES, 29 de marzo | La recuperación no entra por la ventana

Podrá entrar luminosa la tan ansiada recuperación económica por todas las ventanas, pero solo entrará tamizada por la del comercio local. Podrá haber dinero en el bolsillo, pero ya no se gasta de la misma forma y en los mismos sitios. Nuestros padres consumen de una forma, que es diferente a la nuestra, y la de nuestros hijos nada tiene que ver con la de los padres, menos con la de los abuelos. El escaparate es una pantalla y el mostrador un clic. Las medidas liberalizadoras del Gobierno pusieron a David a merced de Goliat, pero el primero solo ganó en la Biblia. Al comercio de la ciudad le caen de todos los lados y en vez de rearmarse se rinden a la división y a la desconfianza. Gran munición para el suicidio, escasa para plantar batalla con aspiraciones de victoria. 

SÁBADO, 30 de marzo | Los sucesos, como la tinta del calamar

La tradición deja las rotativas en silencio el sábado santo, pero la actualidad no sabe de fiestas, por muy sacras que sean. Y, la verdad, siempre hay algunas vertientes de la información que están de guardia. Ayer cumplieron de nuevo: la crónica de sucesos todo lo tiñó. 

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