La Iglesia de Fátima acogió ayer la ofrenda floral de las madres, dentro del marco de la celebración de la novena de la Virgen. Cientos de mujeres acudieron al templo para pedir a la Virgen por sus descendientes.
Claveles, rosas, gladiolos y calas por un lado. Por el otro, mujeres. En conjunto, el acto más emotivo de la novena de Fátima: la ofrenda floral de las madres.
Pese a estar programada para las 16,00 horas, a las 15,30 horas el templo de la Virgen estaba ya invadida por el olor floral típico de la cita. Los bancos ya abarrotados, los pasillos empezaban a colapsarse y el acceso a las alas de la iglesia era impensable. No se caracteriza este templo por sus pequeñas dimensiones, pero la devoción y el fervor, como cada año, superó los metros cuadrados.
A las 16,00 horas, entre movimientos de abanico motivados por las altas temperaturas, las madres que asistieron a la ofrenda levantaron las flores, simbolizando la entrega de su corazón a la Virgen, "madre de todas vosotras", apuntó el obispo de la Diócesis, monseñor Leonardo Lemos, que presidió el acto. Lemos se refirió a las flores como "una sonrisa que debe permanecer en los rostros".
Los perfiles fueron varios. Acudieron las madres de personas enfermas, las que desean ver a sus hijos en otras situaciones económicas o sentimentales, las que no pueden darles todo lo que les gustaría y un largo etcétera. Eso sí, todas motivadas por la misma razón: pedir a Nuestra Señora de Fátima que vele por la vida de sus descendientes vivos, por el recuerdo de los que ya no están y por el futuro de los que están en camino.
Las flores, blancas por los varones, rosas por las mujeres y rojas por los fallecidos, fueron ofrecidas por las madres presentes al finalizar el acto y adornarán la carroza en la que la Virgen recorrerá esta noche la ciudad, a partir de las 20,45 horas, en la multitudinaria procesión de las antorchas.
