'El Hacedor de reyes' es el tercer libro de Víctor González, un contador de historias en las que no falta ni el humor ni la ironía. Este escritor, publicista y articulista de La Región, que también da rienda suelta a su creatividad a través de sus blogs, abre la puerta a un mundo fantástico, pero también reflexivo.
En sus relatos se combina humor, poesía o simbolismo, ¿cómo conjuga todos estos elementos?
Surgen así, fruto de la mezcla de muchas lecturas y de mi estilo de escritura cuando se trata de relatos. Aunque sí que existe una carga de humor y sátira, es una escritura amable y bienintencionada, al estilo de los autores que me han influido, como Cunqueiro o Borges.
También recoge referencias históricas.
Cuando trato algún aspecto histórico, siempre es real, lo que lo hace mágico es el tono o el estilo, pero siendo fiel a la anécdota o cuestión que abordo.
En sus relatos ¿hay un trasfondo mayor del que salta a primera vista?
A raíz de mi primer libro publicado, me encuadraron en la lectura infantil o juvenil, pero mis relatos tiene guiños dirigidos a un público más adulto, que se descubren cuando se leen los textos. De hecho, a veces cuando regalan mis libros a jóvenes, luego se dan cuenta de que van más allá. Cuando escribo, no pienso en dirigirme a ese público juvenil.
¿Ha pensado en dar el salto a textos más extensos?
Tengo escrita una novela juvenil, de fantasía, que ha pasado por diferentes editoriales, pero que todavía no se ha publicado. También he escrito otro texto, que no se puede calificar de novela, es una crónica de las Indias, escrito en castellano del siglo XVI. Pero en realidad, todos comenzaron como relatos breves, y fue el propio texto el que pidió ir creciendo.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Estoy trabajando en un libro de infancia, una historia familiar. Pero, sobre todo, continúo escribiendo relatos breves como los ya publicados. De hecho, varios de estos textos fueron escritos años atrás
Surgen así, fruto de la mezcla de muchas lecturas y de mi estilo de escritura cuando se trata de relatos. Aunque sí que existe una carga de humor y sátira, es una escritura amable y bienintencionada, al estilo de los autores que me han influido, como Cunqueiro o Borges.
También recoge referencias históricas.
Cuando trato algún aspecto histórico, siempre es real, lo que lo hace mágico es el tono o el estilo, pero siendo fiel a la anécdota o cuestión que abordo.
En sus relatos ¿hay un trasfondo mayor del que salta a primera vista?
A raíz de mi primer libro publicado, me encuadraron en la lectura infantil o juvenil, pero mis relatos tiene guiños dirigidos a un público más adulto, que se descubren cuando se leen los textos. De hecho, a veces cuando regalan mis libros a jóvenes, luego se dan cuenta de que van más allá. Cuando escribo, no pienso en dirigirme a ese público juvenil.
¿Ha pensado en dar el salto a textos más extensos?
Tengo escrita una novela juvenil, de fantasía, que ha pasado por diferentes editoriales, pero que todavía no se ha publicado. También he escrito otro texto, que no se puede calificar de novela, es una crónica de las Indias, escrito en castellano del siglo XVI. Pero en realidad, todos comenzaron como relatos breves, y fue el propio texto el que pidió ir creciendo.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Estoy trabajando en un libro de infancia, una historia familiar. Pero, sobre todo, continúo escribiendo relatos breves como los ya publicados. De hecho, varios de estos textos fueron escritos años atrás
