Los monasterios y conventos de Ourense pugnan por sobrevivir

Los más afortunados han logrado reciclarse para convertirse en paradores de turismo u hoteles-monumentos, pero son los menos. Otros mantienen aún su propia comunidad religiosa y hasta centros escolares, pero también son pocos. Los monasterios de la provincia, muchos y de gran valor, sestean abandonados en la mayoría de los casos, cuando no se han perdido definitivamente, víctimas de la ruina, la maleza y el abandono.
También ocurre que algún otro, como el de Santa María de Montederramo, en manos de varios propietarios particulares, busca salida con la venta; una de las familias que lo habitan, concretamente el claustro de medallones renacentista, lo enajena por 600 mil euros, aunque todavía no ha hallado comprador; a las administraciones públicas, desde luego, no les ha parecido interesante adquirirlo para un futuro bien público protegido.

Es precisamente esta posible venta y también las pugnas por dar una salida rentable y de promoción del municipio donde se ubican, en los casos de Melón o Celanova -donde se asientan los monasterios de Santa María y San Salvador, respectivamente-, la que ha puesto de actualidad en los últimos tiempos el futuro de conventos y monasterios, en una provincia donde la riqueza patrimonial de este tipo de construcciones es importantísima.

Actualmente, más de 35 instalaciones entre cenobios, monasterios y conventos se reparten por la provincia de Ourense, siendo de especial relevancia los que se asientan en la Ribeira Sacra y su entorno, reconvertidos en un motor turístico importante.

Pero todos los alcaldes con instalaciones semejantes en sus concellos demandan el apoyo de otras instituciones -en Celanova la Xunta ya lo ha dado- para sacar adelante un importante elemento de desarrollo para el futuro.

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