Reportaje

El muchacho que eligió Australia

Camilo Alén se señala en una fotografía de grupo del Circo de los Muchachos, expuesta en el museo que mantiene viva su historia en la ciudad. (Foto: Martiño Pinal)
photo_camera Camilo Alén se señala en una fotografía de grupo del Circo de los Muchachos, expuesta en el museo que mantiene viva su historia en la ciudad. (Foto: Martiño Pinal)
Camilo Alén llegó a Australia con 20 años, de la mano del Circo de los Muchachos. Después de varios meses girando por el país, le propusieron quedarse y aceptó. Allí formó su vida, pero sin olvidarse de las raíces.

Camilo Alén (Feá, Toén, 1952) entró hace unos días en el Museo de los Muchachos, como un visitante más. Manilo Doñoro, el secretario de la Fundación Padre Silva y encargado habitual del espacio, también lo saludó como a un visitante más. "¿Qué tal, Manilo?", dijo Alén. "Y entonces me di cuenta de que era él, cuánto tiempo", recuerda Doñoro. 

Los dos fueron muchachos de Benposta y con el circo recorrieron Asia, América, Europa y Oceanía. En Australia, en la década de los 70, el grupo estuvo más de seis meses de gira, en compañía del Ashton Circus. "Un grupo de cinco decidimos quedar alí, con eles. Unha das razóns máis importantes era non entrar no servizo militar", explica Alén, trapecista y acróbata.

Los de Benposta aportaron nuevas ideas al Ashton Circus, y durante 6 años trabajaron con ellos. "Foi o mellor espectáculo de circo que había no país", asegura. El tiempo pasó, los muchachos comenzaron a casarse, a formar sus familias y a despedirse del circo. El propio Alén también sintió esa necesidad, con 32 años, y cambió de rumbo. "Son as cousas da vida, no espectáculo subes, subes, subes, e logo caes", reflexiona. 

La vida en el Ashton Circus no era sencilla: las grandes distancias entre localidades marcaban el ritmo del equipo. "Tiñamos un día libre á semana, pero o que facías era saír pola mañá a outro sitio e chegar alí pola noite, non é como aquí, que chegas rápido á aldea do lado", recuerda Alén. "Non é un país sinxelo, pero a min enamoroume", explica. 


Los muchachos


Pese a los kilómetros de distancia, Alén asegura que continuaron muy presentes . "Eran a nosa familia, e a familia non é algo que se rompa fácilmente", cuenta. 

Desde Australia también vivieron el declive del Circo de los Muchachos. "Hai subidas e baixadas na vida, se tes un negocio tes que vendelo cando está arriba, nunca cando baixa. Cando una cousa está arriba é cando máis a tes que mirar. O que pasou en Benposta foi un pouquiño así", comenta. Alén recuerda la figura del Padre Silva y no duda: "Foi a mellor persoa que coñecín na miña vida".

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