Las editoriales les cazan en las redes sociales y llenan estantes con sus libros. Tres jóvenes poetas de Ourense hablan de su cercanía o lejanía al fenómeno que ha puesto de moda el verso
La poesía habita en las redes sociales. "Mi editora me descubrió en Twitter"; "El 70% de las ventas de mi libro fueron a través de Instagram"; "Algo comezou a cambiar na circulación da poesía"; lo dicen Alba Vázquez, Carlos Quintas y Alba Cid. Son tres poetas ourensanos que comparten juventud y las redes sociales como escaparate de lo que algunos no dudan en llamar "nueva generación" poética. Tuits, recitales en Youtube, fotos con frases inspiradoras y hasta canción de autor como sinergia son las formas de expresión del nuevo fenómeno que llena estantes en librerías.
El poemario de Carlos Quintas (1986), "Abrazado a las peonzas", lleva prólogo de Defreds, el seudónimo del joven vigués José A. Gómez Iglesias, que en dos años ha colocado sus cuatro libros en el número uno de los más vendidos. Con los tres primeros, ha puesto 215.000 ejemplares en el mercado. Le encontraron en Twitter. ¿Un buen trampolín? "Sin duda. Defreds me ayudó mucho, solo le conocía a través de redes sociales", dice Carlos Quintas. Como su prologuista, escribe de "cosas que me pasan". Una editorial sevillana apostó por sus versos, después llegaron los recitales por toda España.
Alba Vázquez (1995) es "La chica del flequillo". Se ríe cuando le preguntan por un corte de pelo "hipotecado". Espasa, la editorial "poética" del Grupo Planeta, va a publicar "Callarte a besos", su primer poemario, en 2018. "La chica del flequillo empieza cuando llega a la conclusión de que necesita darles vida a esos pensamientos que no la dejan dormir por las noches". Unos pensamientos que siguen 15.000 personas en Instagram.
Alba Cid (1989) es @ollobasilisco. Sin libro individual por ahora, publicó series de poemas en revistas como Grial o Dorna, y en antologías como "No seu despregar". Es la encargada de la sección de poesía de "Chamando a Terra", en la Radio Galega. "Lin, debuxei e escribín por igual desde nena", dice la ourensana. "As redes, ben empregadas, poden ser un bo escaparate para mostrar o traballo de cada unha, pero tamén un espazo de inspiración e contacto", explica Alba Cid.
