En Carballiño quemaron en la hoguera el decreto lingüístico de la Xunta y en Ribadavia las llamas consumieron a “´Don Xeniño'

Música de charanga y paseíllo con sardina para un sentido adiós

El Entroido llegó a su fin con lágrimas, aunque fingidas, y mucho , pero mucho, pesar. Este último, real como la vida misma. Y, sin faltar a la tradición, la escenificación se hizo a través del entierro de la sardina y las procesiones con plañideras, “carpideiras' como dicen en la ciudad, y suspiros al aire.
En Ourense y villas la programación del carnaval incluyó, cómo no, el entierro con procesiones por sus calles y plazas. En el primer caso, el cortejo fúnebre estuvo bien ambientado con los sones musicales de las charangas Os Centellas e Trópico de Grelos.

La fiestas fue despedidas en Carballiño con una sesión de fuegos voladores de la pirotecnia “La Gallega”, mientras las llamas consumían el borrador del decreto lingüístico de la Xunta, en el Enterro da Sardiña. La charanga “Doctor Anchoa” fue la encargada de animar con música y coplas la celebración, que convocó a numeroso público durante el sepelio en la Plaza Mayor de la villa.

El colectivo de vecinos de Ribadavia 'Os Amigos do Enterro da Sardiña' se encargó un año más de organizar la despedida del Entroido. Finalmente, en la Praza Maior se quemó el ataúd con 'Don Xeniño', el personaje que simboliza al Entroido en Ribadavia.
Barbadás, Allariz, Xinzo, Celanova, Maside , A Rúa y O Barco siguieron el ejemplo.

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