ENTREVISTA

“Una nariz, la máscara más pequeña del mundo, me multiplica por 10.000"

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photo_camera La payasa Pepa Plana, durante el espectáculo "Paraíso Pintado".

 Un cuadro con unos angelitos pintados, una caja de música y unas agujas de coser con un cojín sirven como atrezzo inicial para la obra de teatro "Paraíso Pintado". Un espectáculo para adultos interpretado por la payasa Pepa Plana que será el encargado de abrir mañana el Festival Internacional de Teatro de Ourense (FITO), a las 20,30 horas en el Teatro Principal.

¿Cuál es la historia de “Paraíso Pintado"?
Una ángel, que soy yo, se escapa del cuadro en el que estaba pintada, porque tengo ganas de volar y hacer muchas cosas, entre ellas ser un ángel de la guarda. El problema llega al descubrir que el mundo no era lo que me había imaginado. La obra muestra la cara más oscura de las migraciones, de todos los dramas de la gente que no consigue atravesar los mares. 

¿Dónde reside el gran tema del espectáculo?
La pregunta central que le hacemos al público es: "¿Quieres estar pintado o también quieres hacer algo?". Una invitación a cambiar las cosas y a entender que siempre hay una puerta abierta a la esperanza y que si queremos todos podemos volar. Pero la obra también trata pequeños temas individuales de nuestra vida cotidiana. Preguntas como ¿qué haces cuando tu pareja ya no te gusta o cuándo trabajas en algo que no te motiva? ¿Por qué te quedas pintando en lugar de intentar salir del cuadro y dejar atrás tu zona de confort?

¿Qué tono adquiere la historia?
Es la aventura y las ganas de hacer reír de una payasa simple y tonta pero con un trasfondo posicionado que da mi opinión sobre alguna de las tragedias que ocurren en el mundo.

¿Cuál fue el gran reto de “Paraíso Pintado"?
Lo más difícil fue poner todas las ideas que teníamos en un color tan bonito y tan frágil a la vez como es el del payaso. Cómo hacer humor de cosas que no nos hacen ninguna gracia. Y lograrlo con mucho respeto y cariño sin que parezca que nos reímos de cosas tan dramáticas sino que de lo que se trata es de poner un espejo a la realidad y despertar emociones.

Después de 58 funciones de la gira, ¿qué acogida está teniendo la obra? 
He recibido comentarios y críticas muy enriquecedoras. Por ejemplo, una programadora de Chile me ha dicho que la obra representaba perfectamente el drama de sus desaparecidos. Siempre tienes miedo de que la función se quede en un tema local, la poesía del payaso creo que debe ser universal. En ese momento pensé hemos conseguido hacer un espectáculo de denuncia a nivel mundial que va más allá de los refugiados sirios o subsaharianos. Y después está la gente que me dice que no es capaz de conmoverse con los informativos de la televisión pero sí con esta recreación teatral. 

¿Qué es lo que más le gusta de ser la payasa Pepa Plana? 
El hecho de que soy muy libre. Al no tener que interpretar a nadie más que a mi, me pongo la máscara más pequeña del mundo, una nariz, y me puedo multiplicar por 10.000. También que soy una malabarista de emociones. A pesar de no contar con gran habilidad en ninguna de las disciplinas de circo, mi gran fortaleza está en poder jugar con los sentimientos. 

¿Qué es lo más importante del teatro? 
El público. Yo voy a estar pero si el público no viene no hay teatro y eso es lo que lo hace maravilloso.

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