Estudiantes que no han podido entregar trabajos de clase vía online a tiempo por llegar de madrugada a Santiago, dos pasajeros que perdieron su conexión A Coruña y se vieron obligados a coger un taxi–100 euros abonados por Renfe–y falta de sueño para los que hoy tenían examen. Los usuarios de Carballiño de la línea Ourense-Santiago están agotados de una situación que se repite, dicen, cada domingo. El perfil es el de estudiante universitario que cada fin de semana se sube a la única alternativa hasta su destino: un tren viejo y con incidencias continuas. "Carballiño é unha vila grande. Somos moitos estudantes da USC e estamos olvidados. Non temos opcións", se queja una usuaria. Este domingo se rebelaron. "El tren no arranca con gente de pie y hasta que no venga un autobús". Así fue, con llamada a la Guardia Civil de por medio por parte de Renfe, que no llegó a tener que intervenir en una situación que se lee como la gota que colmó el vaso.
"Un día se para el tren, otro viene el que no corresponde, hay retrasos o se avería"
Lucía Pedrouzo dice que este curso "no hubo un domingo sin problemas con el tren". La estudiante señala que "un día se para el tren, otro viene el que no corresponde, hay retrasos o se avería". Ahora se sublevan. "Yo no voy a ir de pie, primero porque está prohibido". Un microbús la llevó finalmente a Santiago con dos horas de retraso. "Hay una falta de servicio. A veces tenemos que ir a Ourense y no todo el mundo puede permitírselo. No me parece bien. No puedo estar todos los domingos esperando a ver qué pasa".
Sela González, otra estudiante: "O revisor ata nos puxo escusas de presupostos limitados e que non nos ían poñer un bus ao principio. Dúas persoas perderon o tren para A Coruña e hai rapaces que non entregaron traballos de clase a tempo".
"Non chegamos nin ao noso tren nin aos dos últimos que había desde Santiago"
Uxía Vázquez es una de las pasajeras que llegó a Coruña en taxi: "Non chegamos nin ao noso tren nin aos dos últimos que había desde Santiago. Puxéronnos a solución do taxi, chegando á casa á unha da mañá. Ademais, ao principio os de Renfe querían que pagáramos nós o taxi, uns 100 euros, e reclamalo despois. Negámonos e pagaron eles, lóxico".
"Cada domingo temos unha aventura distinta, este domingo negámonos a ir de pé"
Esteban Decabo, otro pasajero habitual: "Cada domingo temos unha aventura distinta, este domingo negámonos a ir de pé. Pero a xente estaba tranquila, falando, e o revisor chamou a Guardia Civil. Veu unha parella e marcharon porque os chamaron para nada. O servizo é totalmente penoso, igual que os horarios".
Ana Rosa Castro: "Eu non tiven maior inconvinte que a espera e o ridículo da situación. Gracias a Dios non tiña que entregar ningún traballo nin tiña exame o día seguinte, como outros viaxeiros. O único e que non había espazo para a miña maleta".
Jesús Carrete: "Tenía que acabar un trabajo. No es lo mismo hacerlo a las 10 de la noche que a las 12 sin haber cenado y con el cabreo. Además, aunque el revisor no tiene culpa, no me parece de agrado que tras dos horas esperando nos haga pagar un billete".
Marcos Piteira lleva tres años cogiendo este tren. "Sempre está averiado. No rural estamos olvidos. Temos que mobilizarnos".
