La iniciativa itinerante “A vila do mañá”, que reivindica el derecho de los niños a poder jugar y disfrutar de su infancia en el espacio público, así como un modelo de ciudad centrado en la persona, abandonó ayer Barbadás después de una intensa semana de actividades.
Su promotora, la arquitecta ourensana Sandra González, hace balance de su paso por el municipio. Tras terminar la última actividad (en la que pintaron a todo color la rúa do Ensino para reclamar el derecho a que los niños puedan disponer de las vías públicas), los coches pasaron horas sin aparcar en esta ubicación, aunque las vallas ya se habían recogido. Esta es la imagen que le queda en la retina a la arquitecta. “Tengo mucho que agradecer al Concello de Barbadás, que me permitió volver a casa después de toda una vida dando tumbos”, agradece. Y nadie más agradecido que los niños. Al terminar las actividades, pedían más juegos y le ofrecían “ir a sus casas y dormir en su sofá, hasta en la caseta del perro si hiciera falta”, bromea González. “Y creo que han aprendido algo, que la ciudad les pertenece”, celebra.
Nada termina aquí, y ahora trabajará en un proyecto arquitectónico para la rúa do Ensino, basándose en su aprendizaje tras varios días escuchando las necesidades y percepciones de los pequeños y poniéndose en su piel.
La arquitecta recuerda que los menores de edad son también sujetos de derecho, citando tanto el BOE de 28 de junio de 2010, donde se establece en su artículo 11 que “os poderes públicos deben promover o dereitos dos nenos e os adolescentes para participar activamente na construción dunha sociedade máis xusta, solidaria e democrática”, como el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que reconoce su derecho a participar de forma plena en la vida social y establece que la administración pública está obligada a establecer procedimientos que faciliten su integración en este sentido.
El objetivo de González es dejar atrás esta época en la que “a la hora de crear ciudades, se olvidaron las personas”. Y reivindica que “las ciudades del futuro no son Nueva York o Tokio, donde no se puede cruzar a pie y escasean los espacios verdes”.
