DÍA DE REYES

La mejor visita a los niños hospitalizados

photo_camera Una niña recibiendo un obsequio de Gaspar. (MIGUEL ÁNGEL)

Melchor, Baltasar y Gaspar no quisieron marcharse sin despedirse de los niños hospitalizados en la tercera planta del edificio Materno- Infantil. Lo hicieron subidos en una grúa facilitada por los bomberos de la ciudad

Los Reyes Magos tuvieron que redoblar esfuerzos durante la jornada de ayer. Tras trabajar prácticamente toda la noche para llevar a los hogares ourensanos su magia en forma de juguete, los emisarios de Oriente acudían pasadas las doce del mediodía al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense para visitar a los niños ingresados.

La expectación en la tercer planta de Pediatría del edificio Materno-Infantil era máxima y es que no era para menos ya que Sus Majestades sorprendieron a los más peques entrando por una de las ventanas del centro hospitalario. Para ello, contaron con la ayuda de los bomberos de la ciudad, que les facilitaron el acceso con una de sus grúas. Con tantos nervios, ni a los pajes reales ni a los niños se les acordó echar algo de serrín en el suelo y el resultado fue que Melchor, nada más entrar, tuviese un pequeño percance y acabase en el suelo por unos segundos. Eso sí, todo quedó en un susto y en unas grandes carcajadas que hicieron que los niños se olvidasen de los motivos por los que estos días se encuentran hospitalizados, lejos de sus casas.

Un total de 12 niños, acompañados de sus padres y hermanos, esperaban con ilusión la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar en la ciberaula de la tercera planta. Allí Sus Majestades se encargaron de entregarles peluches, puzzles y otros artículos de entretenimiento, que fueron donados por la tienda Juguettos. También tuvieron ocasión de dialogar con los más peques que, por razones de salud, se encontraban guardando reposo en sus habitaciones.

Por supuesto, no faltaron caramelos ni piruletas ni tampoco algún que otro llanto. Y es que los peques no están acostumbrados a ver tan de cerca a los sabios de Oriente. Así que a Gaspar y a Baltasar no les quedó más remedio que afinar sus voces y ponerse a cantar algunos villancicos y panxoliñas improvisados. La visita Real continuó por la segunda planta, donde está la unidad de lactantes y prematuros. Aquí el regalo más repetido fueron los sonajeros. Los padres no dudaron en sacar sus móviles y hacerse una instantánea con los Reyes; fotografías que enseñarán a su hijos cuando sean más mayores. Finalmente, los Magos no quisieron marcharse sin visitar a una joven con síndrome de Down, que permanecía en la UCI.

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