REPORTAJE

No hay paz para el estudiante

Los estudiantes trabajan con sus apuntes en las mesas de la biblioteca Rosalía de Castro una de las dos públicas que hay en la ciudad (JOSÉ PAZ)
photo_camera Los estudiantes trabajan con sus apuntes en las mesas de la biblioteca Rosalía de Castro una de las dos públicas que hay en la ciudad (JOSÉ PAZ)

Estudiar es un oficio casi tan antiguo como la escritura. Muchos jóvenes ourensanos pasan el verano en las bibliotecas de la ciudad para aprender idiomas o preparar una oposición que les granjee estabilidad laboral

Celebrando el tricentenario de la Gran Guerra que cambió los marcos de la vieja Europa, una generación de jóvenes combatientes en la "batalla de las trincheras" mereció el nombre de "generación perdida". El término lo acuñó Hemingway para hacer referencia a aquellos que habían perdido la confianza en el futuro.

Idéntico calificativo han escuchado miles de nuestros jóvenes, los más preparados de nuestra Historia. Son los que buscan aumentar su currículum a pesar de que en el ciclo económico sopla el viento de cara. Da igual que sean idiomas, cursos de verano o una oposición, no hay paz para el estudiante.

Aprender una lengua foránea siempre es un valor añadido, más aún en la era de la globalización. Algunas de las academias de la ciudad preparan a sus alumnos para pasar los exámenes de la Escuela de Idiomas, en caso de cualquier idioma. Si se trata del inglés, hay más alternativas, como las pruebas oficiales de Cambridge; también el Toefl, para inglés americano, o el Ielts, orientado al mundo empresarial.

Sin llegar al nivel universitario, los adolescentes que han suspendido asignaturas en junio también tienen que prepararse en vacaciones. María Jesús Rodríguez, responsable del área de recuperaciones de la Academia Postal, cuenta que "tenemos los mismos alumnos que el año pasado, pero con la crisis se ha reducido el número de asignaturas en las que se matriculan". Predominan los niños de Primaria y último ciclo de ESO, a quienes María Jesús califica como "muy inteligentes aunque desmotivados por el sistema, que no les enseña a estudiar, y por la sociedad, de la cual no reciben el espíritu de sacrificio".

A nadie se le escapa que Ourense es un lugar donde los funcionarios tienen mucho peso. Hay alrededor de 20.000 y algunos jóvenes se preparan para engrosar la lista, aquí o donde puedan. Doris Seoane dirige la Academia Seoane y es la secretaria general de la Asociación de Empresas de Formación (Cecap) en la ciudad. Apunta que "la oferta de empleo público ha bajado por la política del gobierno ante la crisis y la privatización de algunos servicios, aunque esperamos que en 2015 haya un repunte importante en la convocatoria de nuevas plazas".

Un diagnóstico muy similar hace Eugenia Cuíña, responsable de atención al cliente del centro Cefiasa Adams en Ourense: "Los alumnos buscan estabilidad y vemos que, poco a poco, están aumentando las plazas, incluso tenemos alumnos que intentarán, en septiembre, conseguir un trabajo en la administración de Canarias ".

El perfil del alumno es un universitario, con un ligero predominio del número de mujeres, entre 25 y 40 años, ocasionalmente con experiencia laboral en la empresa privada y que dedican entre cinco y ocho horas diarias a estudiar el examen que les puede valer la estabilidad vitalicia.

Todo vale con tal de compensar un verano en la biblioteca por muchos otros de vacaciones pagadas.

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