Una resolución del Tribunal Supremo ratificando la sentencia del Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que anulaba el Plan de Urbanismo del exalcalde Manuel Cabezas por el cambio de planimetría entre la fase de exposición al público y la aprobación inicial, cierra, de momento, el periplo judicial del polémico planeamiento de la ciudad.
El Alto Tribunal comunicó hace una semana al Concello de Ourense y al abogado de Oscar Santalices, el que advirtió del cambio de planos y pleiteó para que se retrotrayese toda la tramitación a la fase de exposición pública -el Superior optó por anularlo en su totalidad-, que carece de sentido resolver este recurso de casación porque se da el caso de imposibilidad o pérdida 'sobrevenida'; o lo que es lo mismo, el planeamiento ya ha sido anulado con anterioridad y no hay razón para dictaminar de nuevo sobre ello.
En la práctica, esta nueva resolución no varía en absoluto la situación urbanística de Ourense -con un nuevo Plan en fase de redacción y una ordenación provisional para capear el temporal mientras aquel no se aprueba definitivamente-, pero tiene el peso simbólico de que con ella se da carpetazo a un Plan de Urbanismo que sólo tuvo cinco años de vida. Fue aprobado definitivamente el 17 de abril de 2003 y anulado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, por primera vez, justamente cinco años después, a través de la resolución al recurso contencioso de Santalices, firmada el 17 de abril de 2008. En marzo de este año 2011, el Supremo confirmaba, también por primera vez, la anulación declarada por el TSXG y comenzaba así un rosario de resoluciones del Alto Tribunal, que ratificaron, en respuesta a los recursos de casación planteados, todas las sentencias anulatorias del Tribunal gallego, siempre como consecuencia de la ausencia de un informe de telecomunicaciones menos en un caso, el referente al cambio de planos en el proceso de aprobación del Plan.
Precisamente, el caso del cambio de planimetría fue el que dio lugar a la primera de las nueve sentencias anulatorias de la totalidad del planeamiento de Cabezas y es esta misma la que ahora cierra el periplo en el Supremo, a donde había llegado en forma de recurso de casación planteado por el propio Santalices y por el Concello de Ourense. Eroski, que también había interpuesto recurso, desistió poco después para evitar la imposición de costas.
Todo queda, pues, cerrado, a expensas de alguna resolución residual que tanto la concejala de Urbanismo, Aurea Soto, como Miguel García Iglesias descartan ya, dando por finiquitado el planeamiento que bloqueó el urbanismo de la ciudad y aún lo mantiene en vilo.
Está cerrada esa vía judicial pero no así las consecuencias del cambiazo de planos. El gobierno local todavía se reserva el derecho de llevar el asunto al Juzgado pese a haberlo rechazado en el último pleno, al plantearlo la oposición, y anuncia para enero la constitución de una comisión de investigación que depure responsabilidades.
LA PLANIMETRÍA QUE CRECÍA EN ALTURA Y SIN CARGAS
El denominado 'cambiazo' de planos abrió la espita a un planeamiento de escándalo que ha acabado en la papelera. El abogado Miguel García Iglesias había llevado a la vía contencioso-administrativa hasta siete casos, con sus actas notariales correspondientes, en los que se había producido un cambio de planimetría, siempre para potenciar y mejorar las calificaciones urbanísticas de diversos promotores y constructores.
La modificación se produjo entre la exposición del plan al público y la aprobación inicial. Bien es cierto que el Tribunal gallego no llegó a entrar en el fondo del asunto, al considerar que ese cambio por sí mismo, independientemente de a quién beneficiase, ya era lo suficientemente grave como para anular la totalidad del Plan, al dejar en un claro estado de indefensión a los ciudadanos. Pero el abogado y su defendido Santalices demostraban, con su documentación, que se habían aumentado edificabilidades y consolidado suelospara evitar el pago de aprovechamientos urbanísticos en las áreas de A Chavasqueira (rías Chavasqueira y Tinteiro), donde se aumentaron las alturas de una torre en cuatro pisos; entre Basilio Alvarez, Puente Ribeiriño y paseo de O Tinteiro, donde el suelo no consolidado pasó a quedar exento de cesiones y con siete plantas más de altura; en la zona de Vistahermosa, en la que un área de reparto pasó de cuatro a siete plantas de edificabilidad; o en la intersección de Marcelo Macías con Progreso, donde el plano expuesto contemplaba una manzana cerrada y con alturas entre cuatro y siete pisos, que pasó a tener hasta 1o plantas al tiempo que se ampliaba el ámbito de ejecución por el lado norte de la parcela.
En la práctica, esta nueva resolución no varía en absoluto la situación urbanística de Ourense -con un nuevo Plan en fase de redacción y una ordenación provisional para capear el temporal mientras aquel no se aprueba definitivamente-, pero tiene el peso simbólico de que con ella se da carpetazo a un Plan de Urbanismo que sólo tuvo cinco años de vida. Fue aprobado definitivamente el 17 de abril de 2003 y anulado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, por primera vez, justamente cinco años después, a través de la resolución al recurso contencioso de Santalices, firmada el 17 de abril de 2008. En marzo de este año 2011, el Supremo confirmaba, también por primera vez, la anulación declarada por el TSXG y comenzaba así un rosario de resoluciones del Alto Tribunal, que ratificaron, en respuesta a los recursos de casación planteados, todas las sentencias anulatorias del Tribunal gallego, siempre como consecuencia de la ausencia de un informe de telecomunicaciones menos en un caso, el referente al cambio de planos en el proceso de aprobación del Plan.
Precisamente, el caso del cambio de planimetría fue el que dio lugar a la primera de las nueve sentencias anulatorias de la totalidad del planeamiento de Cabezas y es esta misma la que ahora cierra el periplo en el Supremo, a donde había llegado en forma de recurso de casación planteado por el propio Santalices y por el Concello de Ourense. Eroski, que también había interpuesto recurso, desistió poco después para evitar la imposición de costas.
Todo queda, pues, cerrado, a expensas de alguna resolución residual que tanto la concejala de Urbanismo, Aurea Soto, como Miguel García Iglesias descartan ya, dando por finiquitado el planeamiento que bloqueó el urbanismo de la ciudad y aún lo mantiene en vilo.
Está cerrada esa vía judicial pero no así las consecuencias del cambiazo de planos. El gobierno local todavía se reserva el derecho de llevar el asunto al Juzgado pese a haberlo rechazado en el último pleno, al plantearlo la oposición, y anuncia para enero la constitución de una comisión de investigación que depure responsabilidades.
LA PLANIMETRÍA QUE CRECÍA EN ALTURA Y SIN CARGAS
El denominado 'cambiazo' de planos abrió la espita a un planeamiento de escándalo que ha acabado en la papelera. El abogado Miguel García Iglesias había llevado a la vía contencioso-administrativa hasta siete casos, con sus actas notariales correspondientes, en los que se había producido un cambio de planimetría, siempre para potenciar y mejorar las calificaciones urbanísticas de diversos promotores y constructores.
La modificación se produjo entre la exposición del plan al público y la aprobación inicial. Bien es cierto que el Tribunal gallego no llegó a entrar en el fondo del asunto, al considerar que ese cambio por sí mismo, independientemente de a quién beneficiase, ya era lo suficientemente grave como para anular la totalidad del Plan, al dejar en un claro estado de indefensión a los ciudadanos. Pero el abogado y su defendido Santalices demostraban, con su documentación, que se habían aumentado edificabilidades y consolidado suelospara evitar el pago de aprovechamientos urbanísticos en las áreas de A Chavasqueira (rías Chavasqueira y Tinteiro), donde se aumentaron las alturas de una torre en cuatro pisos; entre Basilio Alvarez, Puente Ribeiriño y paseo de O Tinteiro, donde el suelo no consolidado pasó a quedar exento de cesiones y con siete plantas más de altura; en la zona de Vistahermosa, en la que un área de reparto pasó de cuatro a siete plantas de edificabilidad; o en la intersección de Marcelo Macías con Progreso, donde el plano expuesto contemplaba una manzana cerrada y con alturas entre cuatro y siete pisos, que pasó a tener hasta 1o plantas al tiempo que se ampliaba el ámbito de ejecución por el lado norte de la parcela.
