El nuevo arzobispo ourensano de Santiago apuesta por una Iglesia “humilde pero sin complejos”

Julián Barrio, arzobispo saliente, abraza a su predecesor, el ourensano Francisco Prieto.
photo_camera Julián Barrio, arzobispo saliente, abraza a su predecesor, el ourensano Francisco Prieto.
El ourensano Francisco Prieto fue nombrado arzobispo metropolitano de Santiago de Compostela en un emotivo acto

Francisco José Prieto Fernández (Ourense, 1968) no olvidará nunca la jornada de ayer, en la que fue nombrado arzobispo metropolitano de Santiago en la catedral compostelana. El ourensano tomó posesión de su cargo en una misa multitudinaria, arropado por una amplia representación de su antigua Diócesis -el obispo, Leonardo Lemos, así como numerosos sacerdotes, religiosos, seglares y feligreses-, además de familiares y amigos. Prieto defendió en su discurso, ya como arzobispo, una Iglesia “humilde y testimonial, pero no acomplejada”, y habló de los desafíos que se presentan en el futuro: “El reto no es ser muchos, sino ser significativos. Somos resto, pero no residuo”. 

El prelado electo llegó a la puerta del Obradoiro acompañado del arzobispo saliente, Julián Barrio, con quien ejerció como obispo auxiliar en los últimos tiempos. La anterior toma de posesión celebrada en la catedral, de hecho, fue la de Barrio, hace 27 años. En la entrada del templo los esperaban, entre otras autoridades, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, y el nuncio apostólico, Bernardito Auza, encargado de presentar a Prieto como arzobispo. 

Una vez dentro, Barrio tomó la palabra para agradecer el trabajo de todos los que lo ayudaron durante su etapa y enfatizó la labor de su predecesor. “En la Iglesia, nada empieza con uno ni termina con otro”, concluyó. Por su parte, el nuncio recordó los 27 años de entrega de Barrio, y deseó suerte al ourensano, a quien invitó a tomar posesión de su cargo tras entregarle la mitra y el bártulo. Una vez nombrado, Prieto recibió los aplausos del millar de asistentes, además del afectuoso abrazo de Julián Barrio.

Una emotiva homilía

Tras el tradicional abrazo al Apóstol Santiago, el ourensano se dirigió a los presentes en su primera homilía como arzobispo de Santiago. Arrancó con un sentido agradecimiento a “la entrega, desvelos y trabajos” de los miembros de la Iglesia, fieles y laicos, para luego reconocer que “no es fácil ser una Iglesia samaritana”. En ese sentido, Prieto aseguró que “no es momento de quejas, sino de preguntarse si estamos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio”. Quiso recordar las palabras del papa Francisco, quien “nos invita a realizar un acompañamiento atento de las personas, hecho de escucha respetuosa, paciente y compasiva”. Además, invitó a los fieles a seguir “haciendo un camino” marcado por la solidaridad.

El recién nombrado arzobispo pidió la ayuda de todos los presentes “para ser obispo de todos”: “Solo en la comunión de la diversidad se construye y edifica la Iglesia. Son tiempos de ponerse a trabajar”.

Durante 30 años ejerció en la Diócesis de Ourense en diversas parroquias

El nuevo arzobispo metropolitano de Santiago cuenta con una larga trayectoria a sus espaldas en la Diócesis de Ourense, a la que lleva “en el corazón”, como reconocía este viernes a La Región. De hecho, numerosos compañeros y feligreses ourensanos no dudaron en acompañarlo ayer en su nombrambiento. 

Francisco José Prieto Fernández cursó sus estudios eclesiásticos en el Instituto Teológico Divino Maestro de Ourense. Es licenciado en Teología Patrística por la Facultad de Teología en la Universidad Gregoriana de Roma y doctor en Teología Bíblica por la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. 

El ourensano fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1993 y desarrolló su ministerio pastoral en la provincia, compaginando sus labores parroquiales con la docencia. Fue vicario parroquial de Santa Teresita (1994-1995); formador del Seminario Menor (1995-1996); administrador parroquial de Chaguazoso, Manzalvos, Cádavos y Castromil (1996-1997), de Vilar de Astrés (1997-2001) y de Carballeda (O Reino), Torrezuela, Corna y Coiras (2008-2009); vicario parroquial de San Pío X (2009), y capellán del monasterio de San José-Clarisas (2004). 

En el ámbito docente, fue profesor en el Instituto Teológico Divino Maestro y director del Centro de Ciencias Religiosas San Martín, así como profesor en el Instituto Teológico Compostelano. También fue miembro de la Comisión Teológica Asesora de la Conferencia Episcopal Española y secretario del consejo de redacción de la revista Auriensia. Además, es miembro de la Asociación Bíblica Española.

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