Coinciden esta quincena a Allariz, la sensible villa de cultura y arte, dos exposiciones. Es la de Nuria Lago (Vigo, 1979), Crisálidas, muestra en clave de redención femenina que busca su verdadero rol superando convencionalismos sociales y poniendo el acento en la concepción tradicional de familia. Es una narración conclusiva iniciada por la instalación que alude a la necesidad de recomponerse tras la desintegración, un duro proceso psicológico para emprender a volar, como sugiere el grabado en capas con cuadrados negros y rojos que se van desmoronando desde arriba, mas en el epicentro sobre el cuadrado granate central, que lleva en su interior un punto rojo se halla la silueta dibujada de una casa. Delante otra instalación, una casa roja dentro de otra blanca con paredes de sutiles grosores, ¿protección o prisión?, en relación con la composición comentada de la pared. Antes, en las fases de toma de conciencia, Lago se expresa desde la “estética de la abstracción y la pintura de acción” (Elena Bangueses). Dicha praxis viene siendo su vocabulario expresivo, caso de Abstracción irreversible, Apo’strophe, Vigo, 2018. Con esos cuadros abre la segunda fase expositiva, que completa con otras pinturas con la forma crisálida…, comunicando un mensaje propio a través de sus construcciones volumétricas, en las que cuida la luz para generar sombras. Muestra un camino, ¿el suyo?, mejor aún de la mujer en general, hasta la transformación, para aparecer ante el mundo tras su metamorfosis. Es así esta puesta en escena una llamada a la asunción con esta acuñada imagen tan femenina de la crisálida, que completa una videoinstalación. Son sentimientos, desde la Fundación Vicente Risco, en cambio desde la nueva dirección.
Cachaldora
Está en la simbólica sala municipal A Paneira, Cachaldora (Rafael Morales Cachaldora, Ourense, 1973). Son sus penúltimas obras de progenie abstracta y pautadas formas geométricas. El artista suele variar los formatos desde los impulsos, sin perder de vista la variedad expresiva. Así su Muuestra, Pop-Art exhibition, suerte de land art con cuadros en los troncos de árboles, y vacas ceibes en el monte da Groba, 2020, acción y obras creadas aquí, en su casa de Baiona, donde vive buscando lo mejor para su vida familiar, y espalda. También ha intervenido en 2021 uno de los árboles muertos del devastador incendio de As Neves en 2017, recubriéndolo con sus campos de color como si de un lienzo se tratara.
Muestras de su creatividad son el icono para los Caminos del Pulpo, con brazos del octópodo/ trisquel; y distintos productos con sus diseños desde ropa a hogar, pasando por accesorios y decoración, un emprendedor. Tiene gran relación con los músicos, como ya plasmó en el Ateneo de Ourense en 2016 con Pixel, con retratos desde Daniel Minimalia a Celso Emilio, y paisajes urbanos. Aquí en Allariz trae pintura, y una escultura singular, tela en blanco brillo sobre caballete. Es una selección de “Alén do mar’, mostrada en la Capitanía Marítima de Baiona, 2021. Son cálidas pinturas, de diferentes formatos, con ecos de Van Doesburg, pintor y arquitecto neerlandés: unas acrílicos sobre lienzo, pintadas en su terraza frente al mar, subjetivas o inspiradas en petroglifos, a las que añade ejemplos de creaciones digitales, alguna ya en Atlántica, Liceo Marítima de Baiona, 2019. Con ella, la de la seitura, o la festa do boi, pues pinta muy en clave étnica gallega.
