Obituario | Mauro Mangas, un maestro inspirador

La semana pasada nos llegó la noticia triste, aunque no inesperada, de la muerte a los 97 años del hermano Mauro Mangas García, que en su día fue profesor de física y matemáticas en el colegio de los Hermanos Maristas de Orense (y luego, hasta su jubilación, en el de Vigo). Los lectores más veteranos quizás recuerden el concurso “Cesta y Puntos” de TVE, que ganó en el año 1969 el equipo liderado por el hermano. Los abajo firmantes, quinceañeros en aquella época, formamos parte de aquel equipo. Después de terminar nuestros estudios de bachillerato, como muchos de nuestros compañeros, nos dispersamos por el mundo y perdimos contacto con el colegio, con Ourense, y a veces con España. Sin embargo, siempre mantuvimos un sentimiento de profunda gratitud al hermano Mauro, inspirado por la generosidad con que nos dio el regalo más valioso: nos enseñó a pensar. No es sorpresa que la mayoría de nuestro grupo, y un sinfín de sus alumnos en Ourense y Vigo, se decantasen a la hora de elegir carrera por la física, las matemáticas, o la ciencia en general. Su talento para enseñar procedía de su interés genuino en desentrañar los porqués de los fenómenos naturales y en compartir el resultado con los estudiantes que tenían interés en abrir sus mentes al mensaje. Como alumnos, nos motivaba a ir más allá de los programas de los libros de texto de la época o de las expectativas que las reválidas y los exámenes de ingreso en la universidad demandaban. Y lo hacía tratándonos como adultos, a pesar de la inmadurez propia de la adolescencia, permitiéndonos de vez en cuando sentir el orgullo que uno experimenta al entender un problema en profundidad. Esta es la marca del maestro: comunicar la verdad de las cosas sin excusas que las simplifiquen o confundan, algo tan de agradecer en esta época que vivimos. El hermano Mauro fue un gran maestro a quien debemos en buena parte los éxitos que hayamos tenido en nuestras respectivas carreras. Pero, más importante aún, le debemos el sentido de la honradez intelectual, esencial para un éxito más importante, la satisfacción de que nos hemos acercado al potencial que él veía en nosotros. Merece una mención especial, por ser una excelente metodología para encontrar la verdad, su predilección por el empirismo. Consiguió desarrollar un programa de prácticas de laboratorio que estaban al nivel de las que podían encontrarse en una facultad universitaria (nos preguntamos muchas veces cómo conseguía convencer al colegio para financiar la compra de un osciloscopio, por ejemplo). Y con estas prácticas, en las que nos tutelaba él directamente, alimentaba el mensaje de cómo las leyes físicas se comprueban, de que la verdad no está solo en la palabra o en la opinión, y requiere de la prueba para su verificación. Descanse en paz el hermano Mauro. Aunque él fue una persona modesta, merece ser recordado por el ejemplo que nos dio a todos los que tuvimos la fortuna de contarnos entre sus alumnos. En una de sus últimas entrevistas, él confesaba su receta: “Vivir con sencillez, disfrutar de cada etapa de la vida y lo que nos aporta”. No hay, posiblemente, mejor consejo que éste.n Jorge Velasco González, Julio Pérez Fontán, José Manuel Abelairas Gómez, Esteban Solleiro Pereira, José Manuel Prada Sánchez, Manuel de León Rodríguez y Alfonso de Sas Prada.