No es una exposición menor.
Es un proyecto completo que va a incluir un montón de materiales de archivo, manuscritos, textos mecanografiados originales...
Ya viviendo en Almería, Valente decía que quería estar en un lugar al que no perteneciera, conservar la extranjería.
Sí. Valente asume la despersonalización. Para él el desierto era el lugar adecuado de la palabra poética, porque ahí se cumple la salida hacia afuera. Es el alejamiento del exiliado. Es uno de los mejores escritores que ha dado la literatura universal.
¿La relación que mantuvo con María Zambrano influyó en la obra de la filósofa?
"Claros del Bosque", una de las mejores obras de María Zambrano, es un libro que en muchos aspectos puede verse algo del pulso de Valente. Le ayudó a organizar los textos y arropó por completo la escritura de ese libro. Se empaparon el uno al otro de sus obras.
Quizás no es tan conocida la impronta de Valente en otros autores.
Es un autor tan asombroso que habla de la conjunción de las artes. Cuando conoce a Tàpies son muy próximos y poco importa que uno sea escultor y otro escritor. Hubo entendimiento inmediato con muchos artistas por su preocupación radical de atender a lo sustancial. Valente ha sido recuperado hoy en día por muchísimos creadores de muchas disciplinas por este motivo. Y estoy seguro que con el paso de los años se aumentará mucho más. Fue uno de los grandes poetas de la literatura castellana de finales del siglo XX. Y como ensayista, fue un pensador tremendo.
Para él, Ourense era Augasquentes.
Es un gesto poético muy importante. Él entiende y el tiempo le ha dado la razón, que lo fundamental y el origen de su ciudad son las aguas. Va a lo sustancial. Es una declaración de intenciones tremenda que lo define como autor. Por mucho que en sus últimos años encontrase esa despersonificación en el desierto almeriense, a donde entendía que tenía que regresar finalmente era a Ourense. Sabía que eso tenía que cumplirse. Siempre se sintió muy ourensano y gallego. La gente en Almería tiene una devoción por el tremenda, deberíamos intentar abrazarlo un poco más.
Reivindicarlo.
Quizás sea esa la palabra. Es una de las obligaciones de instituciones pero también de la sociedad. Deberían preguntarse mucho más, incrementarse las lecturas que se dediquen a su obra. Que se le de a conocer a los jóvenes, Valente es un autor vital.
