Pese al buen comportamiento de la natalidad desde 2006, la provincia acusó la pérdida de 2.335 habitantes porque el número de fallecidos sigue doblando al de alumbramientos

Ourense supera por cuarto año los dos mil nacimientos

Niñas ourensanas, en un parque público. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Ourense se consolida como una provincia tremendamente deficitaria en bebés para poder contrarrestar el acusadísimo envejecimiento poblacional, tal como lo evidencian los últimos datos del Movimiento Natural de la Población del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Y ello, pese a que los balances anuales muestran un incremento paulatino de nacimientos desde 2006, rebasando el techo de los 2.000. Hasta el punto en que el pasado año (último periodo con estadística) se situó en 2.078 alumbramientos, 78 menos que en 2008. En los dos últimos años, la natalidad descendió un 3,6%, pero acusó menos la bajada que la media nacional ( 5%).

A lo largo del pasado año, nacieron 2.078 niños (sumaron 1.839 en 1999), lo que representa una tasa de 6,1 por 1.000 habitantes, dos puntos por debajo de la media gallega (8,3), la tercera comunidad autónoma con la natalidad más baja del conjunto estatal.

Pero la provincia pierde habitantes porque el crecimiento vegetativo (diferencia entre nacimientos y defunciones) es negativo en 2.335 habitantes. Los 2.078 nuevos ourensanos no compensan a los 4.413 que perdieron la vida. Sumas y restas que posicionaron la población en 335.642 vecinos. Un 28,6% de ellos (95.970) tenía 65 o más años, lo que complica en gran medida la regeneración demográfica.

En el conjunto de las cuatro provincias gallegas, solamente Pontevedra registra un crecimiento vegetativo positivo, cifrado en 325 habitantes. Galicia se sitúa en el cuadrante del noroeste peninsular con peores datos demográficos del país junto al Principado de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Extremadura. En el resto de comunidades autónomas hay más nacimientos que óbitos, lo que les permite incrementar población.

Los últimos datos referidos al movimiento natural de la población, un indicador fundamental para evaluar el comportamiento histórico de la población residente en España respecto a fecundidad, mortalidad y nupcialidad, permiten apuntalar al menos una tendencia demográfica positiva en tanto que 2008 y 2009 fueron los años en los que la provincia registró una menor diferencia entre nacimientos y defunciones de los últimos 10 años. Así, si en 1999 el saldo negativo se situaba en 2.786 personas, diez años después alcanza las 2.235, un parámetro que lejos de ser idílico permite atisbar tenues síntomas de recuperación.

Asimismo, en 2009 se repite una constante poblacional: nacen más varones que mujeres: 1.010 frente a 977 niñas. Pero también el sexo masculino es que más óbitos registra -2.252- mientras que perecieron 2.161 féminas. La mitad de los nacimientos (1.026) y defunciones (2.113) acontecen en la ciudad.

Otro de los indicadores, el de nupcialidad, testimonia la cada vez menor diferencia entre matrimonios católicos y civiles, aunque los primeros siguen siendo la opción mayoritaria. Acortan distancias frente a los datos de hace 10 años. Si en 1999 la diferencia a favor de la opción del altar católico era de 666 formalizaciones nupciales, una década después la distancia se acotó a 80. Otro dato a destacar es que el pasado año fue el periodo en el que menos matrimonios se registraron de toda la década: 1131. Nueve de ellos se produjeron entre personas del mismo sexo.

Este último año fue el periodo en el que más mujeres se casaron entre ellas (seis bodas) desde que la Ley 13/2005 de 1 de julio modificó el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio entre personas del mismo sexo.

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