En las últimos días, la noticia de la posible presencia de un cocodrilo en las aguas del río Pisuerga a su paso por Valladolid han acaparado informativos y páginas de digitales y periódicos. El excepticismo en la capital vallisoletana se mezcla con el temor y cierto respeto a que se confirme la presencia de un animal que muchos temen que sea una nutria o similar.
Mientras tanto, a la memoria de los ourensanos se les vendrá aquel paralelismo que se vivió en 2013, cuando un trabajador afirmó que a primera hora de la mañana había visto un caimán navegando plácidamente por las aguas del río Barbaña.
Francisco Rey, un cubano afincado en ourense, "se dirigía a trabajar -es limpiacristales- por la margen izquierda del río, en la calle Carriarico, a la altura de las instalaciones de Jamones Martínez, cuando vio a un reptil de un metro de longitud que identificó como un caimán, matizando incluso las diferencias con respecto a un cocodrilo (son de la misma familia)", afirmaba en el artículo publicado en este medio el 17 de septiembre.
Como era de esperar la noticia corrió como la pólvora y tanto cuerpos de seguridad como vecinos curiosos de encontrar al caimán se dieron cita en los márgenes del pequeño río ourensano, deseosos de ser los protagonistas del rastreo.
Y aunque se dedicaron horas y recursos para encontrar al "Lagarto Juancho" ourensano, ni rastro. Eso sí, entró a formar parte de la historia de sucesos con animales no domésticos que tiene la provincia de Ourense y que se desgranó en 2016 en un artículo de La Región. Serpientes, osos, panteras, el dichoso caimán y algún que otro animal salvaje fueron protagonistas de historias que recuerdan en muchas ocasiones que los animales exóticos no son un juguete y que un despiste o su abandono pueden tener consecuencias.
