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Descartan el trastorno mental en el crimen de Isabel Fuentes

Dos psicólogas dicen que en su exploración intentó presentarse "más dañado de lo que realmente está"

Los forenses que examinaron en tres ocasiones a Aniceto Rodríguez Caneiro (78 años) descartaron ayer que el asesinato de su esposa en la habitación que ocupaba en el CHUO el 8 de mayo de 2015 y su posterior intento de suicidio se pueda atribuir a una enfermedad mental grave. En sus exploraciones, en las que se tuvo en cuenta el historial médico previo, no hallaron "sintomatología de interés" que permita determinar una patología mental, descartando síntomas psicóticos o afectivos que distorsionen la realidad.

Estos especialistas también evaluaron, y explicaron ayer en la sala de la Audiencia donde se juzga a Rodríguez, el daño neurológico que le provocó el ictus sufrido tras autolesionarse. Apreciaron "un deterioro cognitivo leve" que no afecta a su capacidad procesal, es decir, determinaron que podía ser juzgado. 

Por su parte, las dos psicólogas que los evaluaron llegaron a la conclusión de que el procesado "intenta presentarse más dañado de lo que realmente está". Así, apreciaron que fallaba en pruebas sencillas como contar del 1 al 20, algo que no debería porque se trata de una serie muy consolidada en la memoria que sólo desaparece en estados muy avanzados de demencia.

La defensa rebate este argumento, según recordó ayer, con otro informe psiquiátrico realizado en el CHUO, para valorar su situación clínica, que dio negativo en el test de simulación.

Sólo ADN del inculpado

Asimismo, en la tercera sesión del juicio seguido contra Rodríguez Caneiro por intentar matar a su mujer el 2 de abril de 2015 y asesinarla en el CHUO el 8 de mayo declararon las policías que analizaron la sangre de las muestras recogidas en la habitación. En el arma homicida, el cuchillo que estaba bajo la cama, con el que supuestamente mató a Isabel Fuentes y después se autolesionó, sólo apareció ADN del acusado. 

A este respecto, la letrada de la familia de Isabel Fuentes, Beatriz Seijo, cree -como así planteó en el juicio- que el acusado pudo haber borrado las huellas "con agua y jabón" o "con lejía", elementos que se encuentran fácilmente en un hospital. 

Interés por ver marcas en su cuerpo

Teresa Fernández prima de Isabel Fuentes que está personada en el proceso penal como acusación particular, desveló ayer que la noche  en la que el inculpado perpetró el asesinato era "la primera vez" que se quedaba a solas en la habitación con su mujer. Los familiares de la otra paciente con la que compartía la habitación no habían acudido ya que a la mujer le iban a dar el alta "al día siguiente", mientras que otros primos de Isabel estaba previsto que llegasen "al día siguiente" para pasar la noche con ella.

Asimismo, ha comentado que otra de las cosas que le llamó la atención es que Aniceto una vez "se empeñó" en destaparle el camisón a su esposa "para ver si tenía algún golpe o marca en el cuerpo". Fernández relató el mazazo que le supuso el asesinato de una Isabel, "más que prima, una hermana". Y relató un ataque de ansiedad que sufrió Fuentes que la mantuvo más tiempo en cuidados intensivos.

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