Jesús Enrique Díaz tiene 64 años, de los cuales 25 se los pasó trabajando como transportista con una furgoneta encadenando contratos anuales que iba renovando, pero en 2013 la empresa decidió no renovarlo. “Trabajaba como falso autónomo y después de que me echasen no tenía derecho casi a ninguna prestación”, explica.
“Al tener más de 45 años no te contrataban en ninguna empresa, no tenía prestaciones y no contaba con apenas recursos, entonces pude hacer un obradoiro de albañilería hace dos años, pero con 62 no me dieron trabajo de peón en ningún sitio”, indica Díaz.
Pese a sus 64 años, Díaz continúa con toda la ilusión del mundo por trabajar. “Me quedan por lo menos cuatro años para poder jubilarme, tengo muchas ganas de encontrar trabajo”, confiesa.n
