CRóNICA

Pidiendo a la Virgen salud y empleo

photo_camera Cientos de fieles atienden a la homilía del obispo de Ourense, Leonardo Lemos, en el santuario de Os Milagros.

Cientos de fieles acudieron a los santuarios de Os Remedios, en Ourense, y Os Milagros, en Baños de Molgas, donde asistieron, esgrimiendo sus propios motivos, a la honra de sus respectivas vírgenes

No decepcionó el día grande de la celebración en torno a la Virgen de Os Remedios que desde primera hora de ayer reunió en la ciudad a cientos de fieles en los alrededores del recoleto santuario situado al final del Puente Romano. Las misas se fueron sucediendo desde primeras horas, siempre con un abundante número de devotos, procedentes de todos los barrios de Ourense, pero también de otros lugares de la provincia, e incluso de puntos tan distantes de la geografía española como Sevilla o Zaragoza.

Tan abundante fue la afluencia que el descampado del entorno del templo se quedó pequeño para acoger a los fieles, que se repartieron por las escalinatas próximas y llegaron hasta las carpas donde estaban instaladas las mesas y bancos de madera para acoger a los curiosos y devotos tras la celebración religiosa con sus raciones de pulpo y su vaso de vino para acompañar como manda la tradición.

En Baños de Molgas, fue el obispo Leonardo Lemos el encargado de conducir la solemne clausura del Año Mariano de la Diócesis de Ourense. Tras la novena y la procesión de las antorchas, fueron cientos los fieles que ayer celebraron el día grande de Nuestra Señora de Os Milagros, que tras la eucaristía, siguieron al paso el recorrido de la imagen en las inmediaciones del santuario. "Por desgracia, he tenido que ofrecerme muchas veces a la virgen y, por suerte, siempre me ha respondido", explicaba emocionada Elvira Castro, llegada desde Zamora. Muchos, como ella, pidieron a la imagen salud y empleo para ellos o sus familiares.

En el entorno del recinto, los puestos con exvotos, velas, cirios, recuerdos y otros objetos religiosos, propios de toda novena mariana, trabajaban sin descanso atendiendo a los visitantes que, un año más, no fallaron a su devoción.

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