Lucha contra el coronavirus

Piel y ojos, víctimas del uso continuo de las mascarillas

José Álvarez y Ramón Lorente
photo_camera José Álvarez y Ramón Lorente
Los especialistas aconsejan prevención y cuidados para reducir al máximo sus efectos secundarios

Tras más de un año de pandemia, las mascarillas, empleadas de forma minoritaria hasta marzo de 2020, se han erigido como una de las grandes armas en la lucha contra el covid. No obstante, su uso continuado, que ayuda a frenar la transmisión del virus  mientras no se  alcance la vacunación masiva, conlleva ciertos efectos secundarios, especialmente en cuanto a la irritación de los ojos y la piel. Desde el sector sanitario se incide en mantener su empleo a pesar de estas complicaciones y aportan consejos para minimizarlas dentro de lo posible. 

SEGÚN LA MASCARILLA

En cuanto a los diferentes tipos de cubrebocas, José Álvarez, a cargo del servicio de Dermatología del CHUO, recomienda el uso de las mascarillas desechables, con una vida útil de hasta ocho horas de duración. "Son más higiénicas que las de tela, porque por mucho que se laven bien pierden inevitablemente parte de su efectividad y siempre quedan residuos -microgotas- al respirar dentro de ella. Se acumulan gérmenes que pueden provocar infecciones en la piel, ya de por sí más sensible al estar cubierta bajo la mascarilla, y puede originarse una foliculitis", advierte. 

Además, la cercanía del verano trajo una nueva polémica en cuanto al uso mascarillas al tomar el Sol. Álvarez recomienda que, en las visitas a la playa, aunque se vaya a emplear la mascarilla durante la mayor parte del tiempo, "lo conveniente es utilizar la crema por norma", ya que, mientras cubre el rostro, la mascarilla produce sombra, pero  pueden surgir quemaduras por despistes en su empleo. 

José Álvarez - Jefe de Dermatología del CHUO: “Hemos de intentar que la piel no pierda su manto protector”

José Álvarez, jefe del servicio de Dermatología del CHUO, reconoce que, ante el uso continuado de la mascarilla, "empeoran determinadas enfermedades cutáneas que afectan al rostro, como pueden ser la  rosácea -afección de la piel que provoca  enrojecimiento e hinchazón de los vasos sanguíneos-, el acné o la dermatitis, tanto seborreica como perioral". 

Así, la pandemia ha provocado un aumento de las consultas a su servicio, al regresar pacientes que habían advertido un empeoramiento de sus síntomas. Por tanto, como medida preventiva, Álvarez recomienda "usar las mascarillas correctamente, evitando el roce y descansando de ellas cuando sea posible".  

Además, para una mejor higiene cutánea, considera el uso de “productos no agresivos, para que la piel no pierda el manto que la protege, limpiándola con frecuencia, secándola bien y aplicando crema hidratante suave". No obstante, Álvarez, a pesar de estas pequeñas dificultades, reitera la importancia de "usar siempre mascarilla -cuando estemos en espacios públicos o en compañía de otras personas-. Lo que se debe hacer, en cualquier caso, es aumentar el tratamiento de la rosácea o el acné, nunca limitar el uso de la mascarilla, que resulta imprescindible para frenar la pandemia, y es más importante que tener la piel en un estado un poco peor", compara. 

Por otro lado, mientras se emplea la mascarilla, la propia respiración aumenta la humedad, así que la sequedad de la piel no es tan común como los síntomas anteriores. 

Ramón Lorente - Jefe de Oftalmología del CHUO: “Recomiendo unas gotas de suero para humedecer los ojos”

Ramón Lorente, jefe del servicio de Oftalmología del CHUO, explica que "está claro que en las circunstancias actuales sí se producen más conjuntivitis, como es lógico, y deben tener mucho cuidado los recién operados de cataratas o glaucomas, por ejemplo, ya que debido al uso continuado de la mascarilla se pueden llegar a provocar inflamaciones, incluso intraoculares, que son las más graves". El riesgo aumenta también debido a la época del año: "La primavera es mal asunto para la conjuntivitis", añade. "Y, con la mascarilla, todo el vaho se dirige hacia los ojos", explica, aunque el grueso de la población solo se enfrenta a riesgos de irritación leve, que se pueden evitar de una forma sencilla: "Se trata de echar un par de gotas de suero al llegar a casa y quitarse la mascarilla", recomienda el sanitario para humedecer los ojos. 

No obstante, lo más corriente es que se trate de irritaciones leves. "Llevamos ya más de un año de pandemia, empleando mascarillas, y no aparecen problemas graves salvo en el caso de personas recién operadas del ojo, que deben guardar especial atención, al tener el ojo abierto, y si se desplazan gérmenes desde la nariz a la retina pueden ocasionarse no solo inflamaciones, sino también infecciones importantes". El jefe de Oftalmología del CHUO explica que para el resto de la población "es improbable una infección grave causada por el uso de mascarillas". Por último, aclarando una confusión recurrente, Lorente también pide que no se culpe a las mascarillas de las conjuntivitis causadas como manifestación clínica del covid. 

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