María Jesusa Candal y los firmantes del pacto fueron protegidos por la Guardia Civil al salir del centro Santa Lucía, que tuvo que ser desalojado antes de la sesión por una amenaza de bomba

El PP recupera la Alcaldía de Vilamartín tras una bronca moción de censura

María Jesusa Candal, con el bastón de mando de alcaldesa, tras finalizar la moción de censura en Vilamartín. (Foto: J.C.)
La popular María Jesusa Candal Jarrín vuelve a ser alcaldesa de Vilamartín, un cargo que le obligaron a dejar las últimas elecciones municipales, tras más de dos años de gestión.
La moción de censura que encabezó fue apoyada por sus tres compañeros del PPdeG y dos de los ediles de Alternativa Popular Galega (APGa). El tercero y portavoz, Francisco Quintas González, no acudió. Los seis votos relegaron a la oposición a los cuatro concejales del PSdeG-PSOE de Enrique Álvarez Barreiro. La cómoda mayoría no restó dificultades a un equipo de gobierno que se vio obligado a realizar su primer desplazamiento en el monovolumen particular al que subieron protegidos por la Guardia Civil. A escasos metros, más de un centenar de vecinos gritaba y hacía sonar silbatos y sirenas, tratando de romper la cadena humana formada por los agentes de la Guardia Civil ante el centro sociocultural Santa Lucía, el escenario elegido para el pleno de la moción.

La partida de los concejales fue el punto final a una complicada mañana, que comenzó con las redes sociales convocando a los vecinos ante el centro Santa Lucía. No fueron pocos los que acudieron a una llamada lanzada para dificultar el acceso al local de los concejales de PP y APGa. Sin embargo, cuando acudieron a la cita comprobaron que estos les habían ganado la partida y seis ediles ya charlaban dentro del local.

Minutos después, un cuarto de hora antes de las 12,00 horas fijadas para comenzar el pleno, el entonces alcalde, Enrique Álvarez, se subía sorpresivamente al escenario del salón de actos para ordenar su desalojo. La causa, un aviso de bomba. El subdelegado del Gobierno confirmaría posteriormente la existencia de una llamada anónima a la Comandancia de la Guardia Civil anunciando la colocación de una bomba que había sido confeccionada con un envase con gasolina. 'Se optó por evacuar el local', dijo Roberto Castro.


ABANDONO DEL RECINTO

La reacción ante la alarma fue inmediata. Los empleados municipales abrieron la puerta principal abandonando el local quienes ya habían cogido sitio. Pero no fueron todos. Los concejales de PP y APGa, quizás porque pensaron que revestía más peligro enfrentarse a la multitud concentrada ante el edificio que afrontar la amenaza de bomba. La apertura de una puerta de emergencia fue la solución idónea. Los seis se reunieron ante ella, pero en el exterior, protegidos por la Guardia Civil. Eso sí, su decisión no les libró de escuchar todo tipo de improperios de los vecinos.

Los agentes apenas tardaron unos minutos en confirmar que el aviso de bomba era una falsa alarma y la puerta principal volvió a abrir, entrando nuevamente los casi 300 vecinos, según fuentes municipales.

El pleno comenzó con la designación del presidente y del secretario, cargos que recayeron en los concejales más veterano y más joven: Santiago Rodríguez Fernández (APGa) y Marcos González Fernández (PSdeG-PSOE), respectivamente. El griterío regresó cuando el presidente leyó el encabezamiento de la moción y el nombre de quienes la rubricaron.


INSULTOS A LA NUEVA ALCALDESA

Cuando María Jesusa Candal tomó la palabra, volvió a aumentar el volumen de los gritos e insultos. Lo hizo para argumentar una moción de censura contra la gestión del equipo de gobierno socialista, que aseguró haber apoyado cuando lo estimó oportuno. 'PP y APGa siempre aprobamos las propuestas que consideramos interesantes para el Concello', dijo. Entre otras protestas, se quejó del acercamiento a O Barco. 'Intentó anexionar o noso Concello', protestó la edil 'popular'.

El socialista Enrique Álvarez fue más prolijo en su intervención. Tuvo quejas para todos los concejales, pero las centró en la figura de la candidata popular y en la gestión que desarrolló entre diciembre de 2008 y las municipales de 2011. Criticó la deuda que María Jesusa Candal dejó en las arcas municipales. 'A débeda era de 1.360.000 euros, sin contar as facturas non recoñecidas por orde da alcaldesa', dijo. También se quejó de los 19.000 euros pagados al año, la mayoría a la compañía aseguradora de la hija de la concejala del PP, y criticó las obras adjudicadas a la constructora de un exconcejal popular de A Veiga. Insistió en el acercamiento del Concello a los ciudadanos 'Os veciños din que por primeira vez se atreven a vir ao Concello', aseguró y recordó que el 90% de ellos firmaron contra la moción de censura. Tras ser aprobada, el equipo de gobierno saliente abandonó el local y con él se marchó buena parte del público, que esperó fuera a la nueva regidora. Dentro, solo quedó un reducido grupo de pesonas que aplaudió cuando María Jesusa Candal tomo posesión del cargo.

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