El periodista Luis Menéndez Vilalva, versado en viajes para sus múltiples trabajos en medios de comunicación, recuerda estos días la travesía que realizó hace 40 años con cinco amigos para poner el foco mediático en una pequeña curiosidad gallega de aquel entonces: el Camino de Santiago.
“De aquella el Camino era completamente desconocido, más bien una materia minoritaria para historiadores”, explica Menéndez. En 1982, él y su compañero Valentín Carrera decidieron dar valor al Camino Francés realizando un reportaje divulgativo en primera persona con sus experiencias a lo largo de la ruta xacobea.
Menéndez, que con 22 años estaba realizando prácticas en La Región, recibió el visto bueno del director del diario, Alfonso Sánchez Izquierdo, para ausentarse un mes y poder hacer un relato periodístico del peregrinaje. La decisión dio sus frutos en forma de 20 reportajes publicados entre el 8 de junio y el 18 de julio de 1982 en el periódico ourensano, en los que el propio Menéndez describía cada una de las etapas y los hitos de la senda.
Como el objetivo principal era llamar la atención, decidieron ataviarse con el atuendo del peregrino medieval: la capa, la esclavina, el sombrero de lancha, la venera de la vieira, el bordón y el bastón con la calabaza. De esta guisa, los seis amigos echaron a andar desde Roncesvalles, pasando por Navarra, La Rioja, Burgos, León y Lugo, hasta llegar a Compostela.
El equipo de peregrinos lo formaban los dos periodistas, más José Rey y Edmundo “Mundo” Méndez, licenciados en Geografía e Historia, además de Antonio Torres y Jesús “Suso” Maquieira, profesores de educación física. Un dream team que recogía las habilidades necesarias para registrar y estudiar el viaje sin romperse nada en el intento.
Fueron 31 días precedidos por sesiones de preparación para documentarse sobre el Camino Francés. Sin embargo, aun teniendo toda la información, a la hora de la verdad acabaron por perderse varias veces, ya que en esa época apenas existía señalización y, más que seguir el camino, lo intuían.
De aquellos tiempos Menéndez comenta que echa de menos la “hospitalidad peregrina”: “Desde el descubrimiento de la tumba del apóstol en el siglo XII existían unas normas para atender al peregrino, al que se presuponía piadoso y con la intención de expiar sus pecados, para darle comida y refugio en su travesía”, explica.
“Hoy en día el Camino ha acabado por masificarse y comercializarse, aunque también es cierto que, en tiempos, lo recorrían muchas menos personas y era más sencillo atender a los caminantes”. La diferencia de asistencia entre aquel año 82 y la actualidad es abismal: entonces se repartieron alrededor de 200 compostelanas, mientras que el pasado año 2021 se concedieron 180.000 de estas credenciales.
Desde aquel año 1982 la popularidad del Camino de Santiago ha ido en aumento hasta convertirse en una institución reconocida internacionalmente. Por su parte, Menéndez recibió el Premio Nacional Álvaro Cunqueiro, en reconocimiento por su trabajo de divulgación, una labor a la que le sucedieron 40 años de relatos sobre el placer de viajar.
