La Audiencia de Ourense acoge a partir del lunes el primer juicio con jurado popular después de casi tres años fuera de la agenda de señalamientos. Los nueve ciudadanos, más dos suplentes, seleccionados el primer día tendrán que deliberar hasta que punto la adicción a las drogas del acusado, Jonatan Rodríguez Padrón (40 años), influyó en el acto de matar al hostelero de la calle Colón, Evaristo Morín (67 años), más conocido como Joaquín, la persona que supuestamente le vendía la cocaína al acusado.
Este último, hasta ahora, ha admitido el crimen. Primero, ante la Policía Nacional, cuando fue detenido, meses después del homicidio, y posteriormente ante el juez de instrucción. No sólo confesó que había degollado con una botella de cristal a la víctima -le sesgó la yugular- tras una discusión porque no le quiso fiar más cocaína sino que incluso se mostró arrepentido.
La fiscal en su escrito de calificación inicial presenta el caso como un homicidio sin atenuantes posible, con una petición de condena de hasta 12 años de cárcel. La defensa se adhirió a la calificación jurídica de la acusación pero interesa la aplicación de la atenuante de actuar movido por su toxicomanía.
El crimen ocurrió el 4 de febrero de 2020 pasadas las nueve y media de la noche. El hostelero ya había cerrado el bar Novo, pero al recibir la llamada telefónica de Jonatan, que vivía en Celanova, quedó con él en el establecimiento para materializar la venta de unos gramos de cocaína. El traficante, según sostiene la fiscal, no quiso darle los cuatro gramos que le pedía el cliente sino sólo dos porque le debía dinero de compras anteriores. Ahí comenzaron las diferencias y una pelea que dejó el bar con destrozos y que fue clave para situar a los investigadores sobre lo qué había ocurrido. La Policía Nacional sabía que Morín vendía droga y puso el foco sobre su clientela.
La víctima fue encontrada en medio de un gran charco de sangre con cortes en el cuello y golpes en la cabeza. Jonatan -asegura la acusación pública- no quería irse sin los cuatro gramos y hubo un forcejeo. La víctima cayó al suelo, tras un empujón, e intentó coger un cuchillo que estaba en la barra. La fiscal considera que fue en ese momento cuando intentó acabar con la vida del hostelero y le pegó varias veces en la cabeza con una pistola detonadora que llevaba consigo, aunque el arma homicida fue otra: una botella de cristal que estaba rota en el suelo.
Tras el crimen, el acusado intentó borrar posibles vestigios del crimen, asegura la fiscal. Se apoderó de las llaves del fallecido y su teléfono móvil que desconectó y tiró posteriormente. Por ello, también está acusado de un delito leve de hurto.
Además de la pena de prisión, el ministerio público interesa una indemnización de 22.000 euros para cada una de las dos hijas que la reclaman (tenía cuatro hijos).
TRES ABSOLUCIONES EN 25 AÑOS DE JUSTICIA POPULAR
Homicidios y asesinatos son los delitos competencia del jurado que más veces ha convocado a ciudadanos anónimos en la sala de vistas del Pazo de Xustiza de Ourense para decidir sobre la culpabilidad o inocencia del acusado.
Este año se cumplen las bodas de plata del primer juicio en Ourense después de la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo del Tribunal del Jurado. Francisco Cordero García fue el primer inculpado juzgado en junio de 1997. Fue hallado culpable de matar a su excompañera sentimental en su piso de As Lagoas un año antes.
Los jurados ha sido implacable en los delitos de sangre con tres absoluciones en una treintena de sumarios. En estos 25 años, consta una anulación por un error en el veredicto del jurado que obligó a repetir el juicio por orden del Supremo, el llamado asesinato de la estricnina en Castro de Escuadro (Maceda) en noviembre de 2009.
