OLEADA DE ATROPELLOS

El primer paso es reconocerlo

Los ourensanos reconocen que tanto peatones como conductores cometen infracciones que ponen en peligro la seguridad de todos ellos, por lo que la primera medida de prevención pasa por los propios vecinos.

Que si la culpa es de los peatones. Que si es de los conductores. Pero en lo que coinciden los ourensanos es que todos somos imprudentes en las calles. Y el primer paso es reconocerlo.
María Pernas va al trabajo caminando y a diario ve cómo los coches comenten "un montón de infracciones que ponen en riesgo la seguridad de los peatones". Cuando se le hace tarde coge su moto y "estoy segura de que, inconscientemente, voy a más velocidad de la permitida o me salto un paso de peatones sin prestar atención".

"El problema es que vamos caminando y nos despistamos", reconoce Sergio Rodríguez. "Y yo me incluyo", añade. "Nos creemos que nos libramos de ser atropellados por cruzar todos los días la misma calle sin paso de peatones y cualquier día pasa alguna desgracia", dice Chechu Ojea. "Vienen como locos, pero locos también estamos los peatones por caminar como quien lo hace por el pasillo de su casa", bromea Antonio Cid.

La situación no se ve distinta dentro de la carrocería. "Ves que una persona cruza tres carriles con tráfico denso y pones el grito en el cielo. Te bajas del coche y eres el primero en hacer lo mismo", apunta Sofía del Cerro.

Cualquier medida de prevención es poca, pero a la vista está que somos conscientes de la situación. Solo hay que querer, entre todos, reducir las cifras de atropellos. Y querer es poder.

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