Con un suministro controlado de dosis pequeñas de leche y huevos, anulan o reducen su intolerancia
La alergia a alimentos como el huevo o la leche obliga a quienes la padecen a condicionar su dieta y a vivir en permanente estado de alerta, especialmente cuando se come fuera de casa. Los niños son el objetivo concreto de un programa puesto en marcha hace tres años por Montse Berrocal y Ana Villares, dos pediatras del CHUO que pretenden paliar lo más posible las consecuencias de esta intolerancia alimentaria a largo plazo.
Para ello, el proceso que han ideado consiste en "dar cantidades pequeñas de alimentos a los que son alérgicos, en permanente control y vigilancia", explica Montse Berrocal, e ir incrementando poco a poco esta cantidad si los resultados son positivos. "Empezamos con un mililitro o medio de leche al día, o la décima parte de una clara de huevo durante la primera semana", relata, de modo que esta cantidad se va duplicando semanalmente "hasta el momento en que semana a semana conseguimos que toleren los 250 ml de un vaso de leche o la clara cruda de un huevo".
Una vez logrado ese objetivo, se completa la primera fase del programa. A partir de ahí, entran en una fase de mantenimiento de al menos un año de duración "en la que toman el máximo de leche que han tolerado o la clara de un huevo poco cocinado tres veces por semana". Pasado este año, el siguiente paso suele consistir en la retirada de este alimento durante un mes, y retomarlo a continuación con la misma cantidad máxima con la que habían dejado esas pruebas de tolerancia.
Los niños que logren superar su intolerancia se verán obligados a mantener permanentemente esta regularidad de tres ingestiones por semana "para mantener lo conseguido, o se desestabilizará de nuevo", aunque Montse Berrocal habla de casos de pacientes que consiguen una total curación de su alergia.
Hasta el momento, las dos pediatras no han tenido ningún fracaso dentro de todos los niños que han trabajado en este método. La principal ventaja de quienes lo completan es la seguridad, ya que "suprime o reduce la probabilidad de que una toma accidental provoque una reacción grave".
