Uno de cada tres concellos de la provincia sobrevive con 10 o menos alumnos en Infantil. El curso más atípico arranca el día 10 con la incorporación gradual de 18.353 niños ourensanos en Infantil, Primaria y Educación Especial: son 193 menos que el curso pasado, un descenso acusado teniendo en cuenta que en 2019 había 23 alumnos menos que el curso anterior. La baja natalidad pone al límite a los colegios que necesitan un mínimo de seis alumnos, la ratio exigida por la Xunta para no cerrarlos. Hay supervivientes como Vilariño de Conso–con seis niños el pasado curso–que ascienden a nueve matriculados. Sin embargo, el área metropolitana resiente la cercanía con la ciudad que lleva a muchos padres a matricular a los niños en la capital, a pesar de que los nacimientos en el municipio de origen asegurarían la continuidad de la escuela: Taboadela tiene el peor dato de la provincia, con ocho matriculados. Los datos son provisionales, ya que las matrículas podrían aumentar durante el curso.
849 niños menos en un lustro
El caso de Taboadela no es aislado. No solo la despoblación merma las matriculaciones en pequeños concellos del rural, sino que el área metropolitana viene acuciando el descenso de niños en las escuelas desde hace años. Un concello como San Cibrao das Viñas registra 21 niños, el de A Peroxa 20. Coles, Amoeiro, Toén o Pereiro de Aguiar mejoran los datos.
La baja natalidad vacía las clases a un ritmo acelarado: en 2015 había 19.206 matriculados en Infantil, Primaria y Educación Especial en la provincia: 849 más que este curso, un lustro después. El único dato que sube, aunque anecdótico, es en la Educación Especial: 139 matriculados para 2020-2021 frente a los 134 del año pasado. Sí es buena noticia el aumento significativo de alumnado extranjero: 483 niños en Infantil, 57 más que en 2019. En Primaria, mucho mejor: 637 chavales, 86 más.
22 municipios sin colegio
Son 70 de 92 concellos ourensanos los que disponen de centro educativo. Un total de 23 municipios suman 10 o menos alumnos en Educación Infantil, un espejo más de los escasos nacimientos y una preocupación a medio plazo. Sin embargo, ningún colegio está este año contra las cuerdas por disponer de poco alumnado. Taboadela, el peor dato, puede variar a lo largo del curso, gracias campañas de promoción que siguen dando sus frutos para no quedar abocados al cierre. Otros concellos con bajas matriculaciones son Vilariño de Conso y Punxín, con nueve niños cada uno. Beariz pierde cuatro alumnos, con 10 niños matriculados para este curso. Sarreaus, que el pasado curso tenía 13 estudiantes, tiene ahora 11.
La mitad en la ciudad
La capital sigue concentrando la mitad del alumnado matriculado en la provincia: Infantil y Primaria suman 8.905 matrículas. En el caso de las villas, Allariz sigue su ritmo de crecimiento, aunque ligero: ocho matrículas más, con 432 niños para el curso poscovid. Celanova, Ribadavia, Xinzo y O Carballiño rondan 20 alumnos menos que el curso pasado. Más acuciado es el descenso en Verín (-45), con 922 matriculados. Cerca de la capital también toca la merma de alumnado, con 606 matriculados en Barbadás, 83 niños menos.
