El inculpado y su familia dicen que nunca se quedó a solas con ella
Los peritos psicólogos que se entrevistaron con una niña de nueve años que relató a su madre que el marido de la mujer que la cuidaba al salir del colegio le tocaba sus parte íntimas estiman "creíble y coherente" la versión de la pequeña. Así los dijeron, tanto la profesional del Imelga como el psicólogo contratado por la familia de la menor, en el juicio celebrado ayer en la Audiencia provincial a puerta cerrada.
Por su parte, el septuagenario inculpado, Julio V.V., negó los abusos sexuales que lo sentaron en el banquillo. Según su versión, apenas tenía trato con la niña y nunca quedaron a solas en casa. Esta versión la confirmó su esposa, a la que los padres de la menor contrataron para que la cuidase mientras ellos trabajaban a turnos, la hija y el yerno del inculpado en tanto que todos vivían en la misma casa.
Los hechos fueron judicializados el pasado año cuando la niña contó en su casa lo que le estaba ocurriendo. La pequeña refiere que el acusado le tocaba sus partes íntimas, tanto por encima como por dentro de la ropa, cuando su esposa no estaba en la casa porque salía a realizar compras u otras ocupaciones domésticas. En un ocasión, incluso, según esa versión, el inculpado se bajó los pantalones e le pidió que le tocara el pene, aunque la perjudicada no accedió.
Tanto las fiscal como la letrada que ejerció la acusación particular coincidieron en calificar los hechos de un delito de abuso sexual continuado, reclamado una pena de prisión de seis años. Mientras que la fiscal no pide indemnización en concepto de responsabilidad civil porque estima que no sufrió lesiones físicas ni secuelas psíquicas, la acusación particular reclama 20.000 euros en concepto de daños morales.
Por su parte, la defensa instó a una sentencia absolutoria. "Un relato coherente y bien relatado no implica que sea verdad", aseguró a este diario el abogado.
