La ciudad vive su puente más extraño de la historia, aunque el empuje termal entre los visitantes gallegos salva ligeramente la situación. "Llaman sobre todo para preguntar por las termas (solo las de gestión privada están abiertas), gente de ciudades gallegas en las que sí se pueden mover", explica Ana Rodríguez, técnica de la Oficina de Turismo de la ciudad. "No es ni comparable con otros puentes, no es normal", precisa. "Algo de gente sí hay, ya el jueves y el viernes recibimos a algunas personas", explica Rodríguez. Todavía circulan algunos extranjeros o gente de Madrid "que llegaron antes del cierre perimetral de la comunidad autónoma y ahora siguen por Galicia el puente".
Los hoteles, que vivieron un mínimo respiro en el mes de agosto, rozan el 20% de ocupación, en el mejor de los casos. A pesar de que en el Casco Histórico hubo ambiente de pinchos y tapas, las pernoctaciones son escasas, principalmente por el cierre perimetral de la comunidad y por el mal tiempo. Con todo, algún ourensano o gallegos de otras partes sin cierre–Santiago–visitan un Ourense desolador. El hotel Alda, cercano a la estación, ocupaba ayer dos de sus 26 habitaciones. "Hay reservas de última hora, el jueves pasado nos quedaron solo cinco. Pero no se mueve mucho, hasta el martes tenemos tres reservas". Los huéspedes son "trabajadores, gente de Ourense o de Santiago".
Mañana fría en la Praza Maior, con familias de paseo (Foto: Martiño Pinal)
Del lleno al 20%
Desde el Novo Cándido, en el Casco Histórico, apuntan a un 20% de ocupación para el puente. "El año pasado estábamos llenos. La gente aún tiene miedo a viajar. He tenido cancelaciones de Canarias y de varias zonas de España", apuntan desde recepción. En el Francisco II rozaban ayer a el 50%, sin embargo, la previsión para los días que restan del puente es "muy floja". Los clientes, "gallegos y la mayor parte de Ourense".
El cierre de los atractivos turísticos de la ciudad merma también la llegada de visitantes. Las termas públicas permanecen con la prohibición de baño como medida sanitaria, aunque haya usuarios que no hagan caso a la norma. La Catedral , una de las joyas turísticas de la capital, continúa con las visitas cerradas y no hay previsión para su regreso. Rosa Dorado, guía turística, activó las reservas para hacer rutas por la ciudad cuando se dieron a conocer las relajaciones de las restricciones. Sin embargo, "solo he conseguido un grupo de cuatro personas para el lunes, ourensanos con amigos de visita también gallegos". La ruta, por el Casco Histórico principalmente. "En la Catedral, si quisieran visitarla y está abierta, podríamos pero con las luces apagadas. La empresa aún no retomó las visitas". En la oficina de turismo también resaltan que "la gente pregunta por la catedral, pero al decirles que están cerradas pues tiran hacia las termas. Al final, como son gallegos, la mayoría ya ha visto la catedral".
Pepe Mosquera, delegado de los guías oficiales en Ourense, no tiene rutas los próximos días: "Los guías estamos ofertando visitas, pero no esperamos mucho por el cierre perimetral. El tiempo tampoco ayuda".
El turismo rural tampoco se mueve demasiado en la provincia. Casas de la agrupación Limia Rural fían ya a 2021 la temporada, con ofertas y bonos para regalar. Tampoco en la Ribeira Sacra confían en el cierre del año. "A mente está posta no 2021", dicen en Ribeira Sacra Rural.
En todo caso, como resume Ana Rodríguez, "no hay que tener miedo a los que viene de fuera, al final los que lo hacemos mal somos los de aquí cuando hacemos grandes reuniones.
Una mujer se lava con agua de As Burgas (Foto: Martiño Pinal).
"Llevamos años muy buenos de Navidad, esperamos que no se pierda"
Este puente se ha quedado reservado prácticamente en exclusiva para los gallegos que sí pueden viajar, aunque también hay franceses, como los tres que ayer disfrutaban de As Burgas a primera hora. "Estuvimos en la Ribeira Sacra y ahora ya aprovechamos para estar por la ciudad", explican, para justificar que en ningún caso han incumplido la norma, sino que ya estaban en Galicia. "A verdade é que son os primeiros que pasaron por aquí, apenas hai movemento e as piscinas están pechadas", lamenta el hostelero que las atiende.
Algunos temores
"Hay gente que no se acerca a la oficina por miedo a que la policía les pueda decir algo. Yo no ejerzo de policía, ya les digo", explica la trabajadora de la oficina de turismo. "Pero hay que dejar claro que hay gente que está por motivos laborales en la ciudad unos días y aprovecha para hacer turismo sí que pueden venir. Lo único que les explico es que vengan con los papeles que lo acrediten", precisa Rodríguez.
Durante estos meses de cierre, algunos siguieron viniendo, tanto los que estaban por motivos laborales, como peregrinos, aunque estos últimos siguen topándose con el albergue de peregrinos cerrado.
"Espero que para Navidad no haya estas restricciones por el bien del turismo, porque sí que hay gente llamando para interesarse por esas fechas", explica la trabajadora de la oficina de turismo. "Llevamos unos años muy buenos de Navidad de gente que no estaba vinculada a aquí. No sé si este año los apartamentos turísticos se moverán tanto. Creo que gente de Madrid acabará viniendo, porque al final aquí se sienten más seguros".
Esa es la tabla de salvación más inmediata para salvar el turismo. "Llevábamos unos años muy buenos en la ciudad. Es una pena. Confiemos en la Navidad y también en el año Xacobeo".
