500 personas visitan al día la entidad, según su presidente, el ourensano Fernando de Castro

El 'pulpo á feira' manda en el Centro Gallego de Madrid

El presidente del Centro Gallego de Madrid, Fernando de Castro. (Foto: JAVIER LIZÓN)
El presidente del Centro Gallego de Madrid, Fernando de Castro, arquitecto ourensano, defiende la 'supervivencia tremenda' de esta asociación, la más antigua de la diáspora gallega, incluso por delante de los centros de Santiago de Cuba o Buenos Aires, y fundada a finales del siglo XIX.
De Castro explica que la veteranía del Centro Gallego de Madrid no ha suscitado la envidia de sus 'hermanos' cubanos y argentinos, sino que, como recuerda, los indianos gallegos apoyaron a estas asociaciones gracias a sus grandes fortunas, lo que sirvió de ejemplo de su nuevo estatus y de su compromiso con sus orígenes.

El presidente recuerda que sus predecesores en el cargo incluyeron gente 'muy relevante', como el ministro de Gobernación y presidente del Congreso, Arturo González Besada; la escritora Emilia Pardo Bazán; el también arquitecto Antonio Palacios; o el político galleguista Basilio Álvarez. Fernando de Castro elogia a su colega Antonio Palacios, a quien considera un 'referente emblemático en Madrid'.

El Centro Gallego de Madrid se sitúa en la calle Carretas, en pleno centro de la capital, desde los años 50. Su función tradicional es la de ejercer de correa de transmisión de la cultura gallega y de centro de reunión del colectivo en la gran ciudad. Es, además, un referente cultural de los emigrados, pero también de red social de apoyo a recién llegados y familias en problemas. 'Sobre todo era un centro al que los emigrantes gallegos llegaban y donde se les intentaba buscar alojamiento y trabajo', explica Fernando de Castro, que lamenta que este último cometido se ha ralentizado como consecuencia de la crisis económica.


APERTURA A LOS CIUDADANOS

Su objetivo actual es el de servir de 'referencia', en la medida de lo posible, para conectar a los ciudadanos con empresarios y para dar soporte a familias con problemas económicos y sociales. Precisamente, la coyuntura económica de estos momentos ha provocado el crecimiento de las solicitudes de trabajo y ayuda.

El presidente del Centro Gallego de Madrid, que ejerce como rehabilitador de antiguos edificios y como promotor de viviendas artesanales en todo el Mediterráneo y Centroamérica en colaboración con los gobiernos locales, calcula que la asociación recibe la visita de entre 500 y 700 personas diarias, lo cual supone una cifra muy alta, teniendo en cuenta que el centro cuenta con 2.000 asociados, con 500 familias vinculadas.

Uno de los principales atractivos del Centro Gallego es su restaurante, que es, según Fernando de Castro, la clave de este considerable número de visitas. El arquitecto ourensano alaba que la gastronomía sea la verdadera 'puerta a la cultura gallega', y un foco de atracción de todos los que acuden a la sede de la calle Carretas. 'El cocinero es de Ourense y hay pulpeira tradicional, empanada...', señala Fernando de Castro, que indica que 'viene mucha gente del entorno de Benavente por el propio restaurante'.


TRANSMISIÓN CULTURAL

Pero el presidente de la asociación de emigrantes gallegos explica que el principal objetivo del centro es sobrepasar la cultura más típica gallega, la relacionada con la gastronomía y los restaurantes, para dar a conocer el arte, la música y la danza de la 'Galicia de los pueblos', el interior, una cultura mucho menos conocida que la del eje costero, que incluye a influyentes localidades como A Coruña, Vigo o Santiago de Compostela.

Asimismo, el Centro Gallego de Madrid ha sido promotor de artistas, y trabaja en la actualidad para sacar adelante un programa de teatro, un festival de cortos para directores y actores noveles y una programación de música jazz. De Castro quiere darle mayor protagonismo a los jóvenes, invitándolos a que 'vengan y se queden', poniendo a su disposición una sala de proyección de la que no abundan por la capital, lamenta.

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