“Tivémolo que subir si ou si”, así resume la situación del sector la pulpeira Marina Moure, una veterana que lleva “toda a vida” en el negocio, en el que los márgenes son cada vez menores por el alza de los suministros. Desde el puesto que regenta en la Avenida de Santiago afirma que el precio de la materia prima, que casi se duplicó desde hace dos años, es la punta de lanza de un aumento en gastos como la electricidad, la gasolina o el aceite.
En su caso, la ración subió desde los ocho a los nueve euros hace dos semanas, aunque en otros lugares pudieron estirarlo un poco más, como hizo Olalla Alvarado, que actualizó tarifas este domingo en su puesto del barrio de A Ponte. “No puedes sostener más los precios, al final lo subes y estás ganando menos igualmente, pero es la única forma de mantener el negocio”, afirmó.
Alvarado procede de Carballiño, como la mayoría de familias que se dedican a la venta del cefalópodo, lo que facilita la comunicación. “Estamos todos en contacto, como en las ferias estamos juntos, nos conocemos. Al final los pulpeiros venimos de Carballiño, somos vecinos o primos, entonces hablando al final se toma la decisión”, valoró, y afirmó que el alza de precio “se hizo de manera global”. “Los domingos estamos separados, pero hay ferias en que estamos cuatro pulpeiras juntas, entonces es mejor tomar una decisión conjunta para ir de la mano y no tener que perjudicar a nadie”, agregó.
Sin embargo, desde la Asociación de Pulpeiros de Carballiño afirman que “no se pactan los precios”. “Cada un pon o precio ó seu traballo. Houbo xente que o subiu un euro e outra, dous, sobre todo a xente que vai ás feiras na zona de Viveiro e Ferrol, porque hai moito desprazamento”, aseguró el presidente de la asociación, Roberto Pereira.
El directivo explicó que el precio al que compran el pulpo casi se duplicó en dos años, y ahora ronda los 18 euros por kilogramo, mientras que en 2019 podía costar nueve o diez. El cefalópodo procede de diferentes sitios, “pode ser de aquí da ría, de Mauritania ou de moitos lugares”, aunque los proveedores suelen ofrecer precios muy parejos. “Creo que as grandes empresas si pactan prezos, hai moi pouca diferenza, estamos falando de 10 céntimos”, agregó Pereira.
La situación deja al sector con unos márgenes menguantes, que en el caso de una ración comercializada a nueve euros puede ser “dun 15%, e xa é moito”. A esto hay que sumarle la falta de romerías y fiestas veraniegas, una época en la que pueden facturar hasta el 70% de todo el año. Hoy tendrán una oportunidad de remontar el vuelo en la feria de la ciudad.
