Sueños de Olimpia

Rafa Nadal, preparándose para el ocaso

Nadal, con gesto preocupado, durante un partido.
photo_camera Nadal, con gesto preocupado, durante un partido.

El mejor deportista español y uno de los mayores competidores de la historia anunció la pasada semana "un parón en su carrera", obligado por las  lesiones. También indicó que 2024 será el previsible año de su retirada.

Hace años, casi una década, escribíamos en esta página que el manacorí era la versión deportiva de Alejandro Magno. Un infatigable conquistador, e irreductible luchador. Su voracidad competitiva se sustentaba en un físico privilegiado y una mente de acero. En curioso contraste con su timidez y humildad fuera de la pista.

El paso del tiempo mermó su capacidad física. Entonces su mente le llevó a otra dimensión, gracias a su sobrehumana capacidad de sufrimiento. 

Pese a que muchos lo dieron por acabado en cuatro, quizá cinco ocasiones, Rafa se levantó en todas ellas. Lecciones que algunos deberían aprender e incorporar en su trabajo y vida.

Tan gigantesca presión y exigencia pasó la esperada factura. Nadal ganó torneos de máximo nivel lesionado. Con 36 años, su cuerpo curtido en mil lesiones y llevado tantas veces al límite, claudicó.

En varias ocasiones también hemos escrito, que Rafa debería encauzar los últimos años de su carrera al estilo de Federer. Ampliando los descansos y centrándose al máximo en los grandes torneos, siempre que su posición en el ránking lo permitiese.

No fue así. Ahora tendrá que descansar por obligación, en lugar de por planificación. Y este parón parece ser, por fin, el punto de inflexión para asumir que su increíble carrera deportiva está en el ocaso y debe planificar cómo y cuándo terminarla. No es sencillo.

Deseamos que se recupere y disfrute -y nos haga disfrutar- del último baile. Pocos como él lo merecen.

Irregular COB, en la liga más desconocida

El cobista Manjgafic saluda a los aficionados tras el último partido.
El cobista Manjgafic saluda a los aficionados tras el último partido.

El Club Ourense Baloncesto (COB) es el de mayor entidad y categoría en el deporte profesional de la provincia, aunque esta temporada el Arenteiro de fútbol le ha superado en repercusión en los medios.

El COB terminó la competición la semana pasada en el Pazo con el objetivo cumplido, la permanencia en su regreso a la LEB Oro, la segunda división del baloncesto español.

El mérito de la permanencia es mayor si repasamos los numerosos problemas desde el comienzo: una directiva dividida en dos bandos, una desacertada composición del equipo  -por segunda vez consecutiva-, múltiples lesiones, cambio de entrenador y fichaje de nuevos jugadores para evitar el descenso.

La eterna duda que muchos tienen es si el equipo daba para más, o bastante hizo con lograr 12 victorias en 34 partidos. Porque la irregularidad fue la tónica predominante, con buenos, malos y pésimos momentos de juego.

Tiempo para la reflexión y la acción. Para preparar la estructura, asentar los pilares y aspirar a esa estabilidad que todo club necesita para mejorar. El eterno párrafo que escribo al final de cada temporada.

El COB juega en una liga peculiar. La única que se atreve a competir en audiencia contra una final de la Champions o una Final Four de la Euroliga.

El resultado suele ser nefasto, pero no parece importar al presidente de la Federación, Jorge Garbajosa, más pendiente de su ascenso a FIBA Europa.

En un país huérfano de baloncesto en abierto, en lugar de ofrecer al menos un partido semanal y captar a miles de aficionados, la Federación vendió la LEB Oro al canal del señor Tebas por unas migajas.

Así se promociona el baloncesto. Escondiendo la liga, alejándola del público.

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