Arte et alia

Raquel González Figueiras y sus Creatures

Leda y el cisne (i) y Te escucho (d).
photo_camera Leda y el cisne (i) y Te escucho (d).

El pasado y el presente buscan aunarse en la sala de la Galería Visol de la mano de esta proteica y transversal artista del sur lucense, en los distintos niveles de esta hermosa galería de artista, nacida de las manos de Fernando Blanco, arquitecto, pintor y escultor. A los variados paramentos que le dan su carácter se ha añadido en los últimos años dos paredes del característico color rojo que usa Fernando Barreira, artista que la dejó tras su paso por la sale hace unos años, y MariCarmen Vidal ha mantenido con un savoir faire estético más allá de empresaria galerista. 

Aquí lucen con luz desusada sus formas plásticas cerámicas figurativas y de vasijas en contraste con las más abstractas en madera. Vienen, río Miño por medio desde Chantada de donde es natural, y habita a veces, aunque reside en Madrid. Son sus mundos, tierras de polisemia, con la amplitud que le da la actividad artística complemento de la poesía, acción esta muy central en su vida. Desde su presencia en Voces nuevas, 1992, obtuvo mención de honor en el II Certamen de Poesía “Avelina Valladares”, 1998, comenzndoa a publicar tras su traslado a Madrid el año siguiente. Libro de pertenencias, y Demoliciones, 2005, Cuerdas, en 2008, año también de Sin canción desesperada; participando en antologías del Grupo Clave 53, 2014 y 2015, año este del relato Caperucita paseando al perro en una revista de arte y literatura; siendo lo más reciente La piel del ciruelo, en 2020. Con esta densidad no puede extrañar que una de las salas en que ha expuesto fuese la librería Menosdiez. Lo ha hecho asimismo recientemente en la Casa de Cultura de su tierra natal y en Monforte de Lemos, mostrando en ambas Entomologías, para donde creó escenarios oxímoron, en conflicto, territorio expresivo que parece extenderse en parte a la sala ourensana.

Crea para aquí un discurso de cerámicas y maderas, contrapuestas y complementarias. Son estas últimas construcciones de toscas formas, hábitat de aldea rural, que muestra con otras de ciudad: de Chantada a Madrid. Hay casas-colmena y otras con escasos huecos, siempre en saetera. Incluye además, explícitamente, piezas de gran porte que evocan abandono, una fábrica con semiderruidas chimeneas metálicas, y la otra con unas pequeñas casas en medio de un paisaje desolado, con cuevas. Mas la artista gusta de escenificar paisajes agrupando obras, siendo expresivo entre los conjuntos mostrados el de los chivos cerámicos que centra una pintura. Son más cuidadas estas piezas de cerámica, esponjándose en ellas Figueiras sobre todo en los bustos, caso de Leda y el Cisne-Zeus, explícito, o Te escucho, muy maternal; siendo todas ejemplo de su formación en la escuela cerámica La Bisbal. El busto largo de la Sacerdotisa es la conexión destacada con las ciudades en madera en su cabello, que se extiende a Cierra los ojos, o cabeza edificada, entre otras. Aquella, y las casas cerámicas inclinadas, nos llevan a las casas del alto Atlas de Marruecos, o a Togo, además de Malí. La inspiración en los pueblos de estos territorios, grandes constructores con barro y madera, se nos manifiesta. El círculo se cierra, Plus c’est poétique, plus c’est vrai, tal como el Novalis de Poesía, real absoluto decía.

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