Raúl Alfonso: "La gente del rural hace un gran esfuerzo para mantener sus iglesias"

La Diócesis de Ourense inicia una nueva campaña con el objetivo de que tanto los creyentes como quienes valoran su labor social marquen la casilla de la Iglesia en su declaración de la renta, ya que este es el canal por el que obtiene la mayor parte de su financiación. Raúl Alfonso, delegado episcopal de Economía, pone en valor el trabajo realizado cada año desde la institución. ¿Qué diría para convencer a quienes dudan si marcar o no la casilla de la Iglesia? Lo importante es que se conozca la realidad de lo que está haciendo la Iglesia en cárceles, templos, seminarios… Y que valoren todo lo que se puede conseguir con un sencillo gesto en la contribución. La Iglesia está formada por todos los cristianos, y será lo que nosotros queramos que sea. Si se cuenta con una mayor implicación a todos los niveles, habrá más actuaciones. La labor de la Iglesia requiere de medios económicos y humanos para llevarse a cabo. Y esta es la única partida en la que se permite decidir de forma libre y democrática. En torno al 34% de los ourensanos que hacen la declaración marca la “equis”, lo cual nos parece poco teniendo en cuenta la repercusión social de la institución. El porcentaje de personas que acuden a la Iglesia en nuestra provincia, donde solo dos o tres parroquias podrían mantenerse por sí solas, es mayor. ¿Está en riesgo el mantenimiento de las parroquias más pequeñas y rurales? En Ourense no se ha cerrado ninguna. Mientras queden personas que quieran cuidar sus parroquias y que se celebren las misas, saldrán adelante y seguimos acudiendo a ellas los sacerdotes. En otras zonas de España sí que han cerrado iglesias y parroquias, por el desembolso que supone mantener servicios tan básicos como la luz o conservar la instalación en buen estado y que no llueva dentro de los santuarios. Pero el esfuerzo que hace mucha gente en el mundo rural de Ourense por mantener los templos es muy grande. Hablamos de patrimonio religioso, artístico y cultural. Precisamente, teníamos una colaboración muy importante de la Diputación, que permitía arreglar cada año entre ocho y diez iglesias, y se tuvo que cancelar para atender la urgencia del covid. ¿La pandemia ha afectado a las finanzas de la Iglesia? Se vieron muy limitadas las colectas al cerrarse templos y reducirse aforos, pero la gente intentó ayudar de otras maneras, así que las aportaciones a Cáritas han aumentado. La gente se ha volcado con las parroquias. Desde marzo del año pasado estamos comprobando cómo la implicación de los voluntarios es mucho mayor. Y es que la Iglesia también estuvo al pie del cañón en esta pandemia.