Suspendidas desde hace más de un año ante el estallido de la pandemia, las asambleas sinodales regresaron ayer a la Diócesis. Para respetar las normas sanitarias, se llevaron a cabo combinando la modalidad presencial con fórmulas telemáticas. En cada arciprestazgo se reunieron presencialmente grupos pequeños de personas, conectándose por videoconferencia entre ellos y con el Obispo de la Diócesis y la Secretaría General del Sínodo. Estuvo muy presente el impacto del covid en la vida pastoral, así como la importancia de la acción caritativa.
En la iglesia parroquial de San Pío X, ocupaban la primera mesa un cirio encendido, una Biblia y un altavoz, para resaltar las intervenciones emitidas desde diferentes puntos de la provincia. Habían sido convocados por el obispo de Ourense, Lemos Montanet, quien se encargó de dar comienzo a la reunión tras un breve canto por la Iglesia ourensana.
"Nos conviene aprender a soñar", insistió Lemos, cuando el propio papa Francisco había invitado a los fieles a "soñar juntos, lo cual podría ser una definición de las asambleas sinodales, construir juntos un mundo soñado mediante la oración, reflexión y puesta en común", expresó el obispo. Lemos reivindica a estas iniciativas como "el camino que Dios espera de la Iglesia, pues remiten a su misma esencia". Ante la pandemia, alegó que algo falla "si no conmueve las entrañas la situación de muchas personas en la Diócesis", y pidió al Espíritu Santo que "mueva los corazones para implicarnos en el sueño de Dios".
Entre los puntos tratados, avanzar en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) fue uno de los más destacados, tanto para hacer llegar la vida eclesiástica de las parroquias como para cuidar la transparencia de la institución y dar a conocer sus proyectos y acciones.
La siguiente asamblea sinodal será el próximo 3 de julio, quedando programada su clausura para el mes de noviembre.
