Renuncias en cascada en un caso de abusos sexuales en el deporte ourensano

juzgados de Ourense
Un entrenador de hockey, denunciado por abusos sexuales, despide a su abogado al intentar llegar a un acuerdo con las acusaciones al no querer aceptarlas

La detención hace ahora más de un año del entrenador de hockey Tito Piñeiro, de 70 años, tras la denuncia por supuestos abusos sexuales a una jugadora menor de edad a la que adiestraba, tuvo una instrucción rápida. Pero el juicio parece que se ha topado con inconvenientes no previstos. Las diligencias ya están en la sección segunda de la Audiencia de Ourense, que suspendió la vista fijada para ayer porque el acusado renunció a su abogado, alegando pérdida de confianza. Acto seguido, la procuradora dejó el caso por voluntad propia.

Admitir el delito: "Un bochorno público"

El letrado mantuvo conversaciones con la fiscalía y el letrado de la acusación particular para un acuerdo que le evitase entrar en prisión si admitía el delito. El inculpado dirigió un escrito a la sala que le va a juzgar manifestando que las negociaciones se habían realizado sin su autorización y niega, una vez más, los hechos que sustentan la imputación. 

Piñeiro sabe que la admisión de culpa le impediría volver a entrenar a menores de edad “y todo ello sin contar con el bochorno público y repulsa social a mi persona por unos  hechos que no he cometido”, asegura en el escrito de renuncia de togado.  Pero esta no ha sido la única renuncia. La procuradora del inculpado también se dirigió a la Audiencia para  desistir de su representación.

Tito Piñeiro se enfrenta a una petición de cinco años de prisión por un delito de abusos sexuales continuados a una menor. Los hechos tuvieron lugar en otoño de hace dos años, en en año 2021 Según la Fiscalía, el acusado, “consciente de su ascendencia sobre la menor, por ser entrenador y aprovechando esa relación de superioridad por la diferencia de edad, quiso satisfacer sus deseos sexuales”.  La menor aseguró que llegó a pedirle que no la tocara y coger el teléfono móvil para llamar a su madre, pero Piñeiro lo habría impedido arrebatando el teléfono de las manos. 

Las acusaciones, tanto la pública como la particular que ejercen los padres de la niña, además de la pena de cárcel, interesan inhabilitación  para la profesión de entrenador de menores de edad por un tiempo de ocho años, libertad vigilada, prohibición de acercarse a la denunciante y la realización de un programa formativo de educación sexual durante tres años. Además le reclaman 9.000 euros de indemnización por los daños morales a la víctima.

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