La tormentosa historia de la reforma de la Plaza de Abastos número 1 de Ourense sumó esta semana un nuevo capítulo con la confirmación del alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, de que el Concello ha dejado escapar 600.000 euros de los 3,5 millones aprobados en forma de subvención por el Gobierno central para la obra.
En esa pérdida, sin embargo, tiene gran parte de la culpa el propio regidor, que apoyado en los informes de reparo del interventor paralizó el año pasado, a las pocas semanas de estar en el cargo, el desbloqueo de la contratación de unos trabajos que, con una propuesta de adjudicación en firme desde mayo, no fueron firmados con la empresa elegida, Acciona, hasta diciembre de 2019.
En septiembre del pasado año estaba todo preparado para levantar el reparo del interventor, pero el funcionario, a petición de Jácome, elaboró un nuevo informe según el cual era necesario aprobar una modificación de crédito de alrededor de 900.000 euros para garantizar dotación presupuestaria para la reforma, anunciando el alcalde en plena sesión plenaria que el punto en el que se iba a desbloquear la obra se retiraba del orden del día. En ese pleno, Jácome manifestaba además que si por él fuera, el proyecto nunca saldría adelante. "Me gustaría que no se hiciese, pero todo indica que no habrá problema alguno", afirmó.
Todo esta polémica se producía, además, cerca de dos meses después de que tanto Jácome como el interventor se desplazasen a Madrid para reunirse con cargos del Ministerio de Fomento y abordar la prórroga de la subvención, concedida sin problemas con el compromiso de que el Concello justificase este trámite con el avance de unas obras que no arrancaron, sin embargo, hasta febrero de este año. Una demora en la que tienen mucha culpa el interventor y Jácome.
