INFRAESTRUCTURAS

El retraso en AVE y vías rápidas lastran el avance de la provincia

La provincia se conecta bien con la meseta, pero suspende los enlaces con Lugo o Valdeorras 

Las infraestructuras de la provincia no pasan por su mejor momento. Los retrasos en la llegada de la alta velocidad ferroviaria, la paralización o lentitud en la puesta en marcha de obras de gran calibre para el interior de la provincia como la A-56 (Ourense-Lugo) y la A-76 (Ponferrada-Ourense) lastran el desarrollo de una provincia sedienta de inversiones.

El panorama actual sitúa a Ourense a la cabeza de las comunicaciones terrestres con la capital del país, Madrid, y los principales puntos neurálgicos de la comunidad como A Coruña, Santiago de Compostela o Vigo, aunque sigue a la cola en la comunicación más cercana, con comunicaciones tercermundistas con la vecina Lugo, o con la propia comarca de Valdeorras, en el interior de la provincia.

También queda mucho por hacer todavía en la conexión con el norte de Portugal. La AG-31, que nació en 2013 con el reto de unir la provincia con Portugal con una vía de alta capacidad a través de la Baixa Limia en el futuro, sigue parada en Celanova y con el proyecto de ampliación en el cajón. Las carreteras que ya funcionan piden a gritos mejoras, mientras que las que de momento solo están sobre el papel, parece que todavía se tomarán su tiempo.


El tren


El AVE y las conexiones ferroviarias son las que más margen de mejora tiene por delante en la provincia. Con la provincia de Lugo, la situación es muy precaria: pocas frecuencias, y más de una hora de viaje. Todo esto, con la promesa de que las mejoras previstas rebajarán la distancia entre la capital de As Burgas y la ciudad de las murallas a menos de una hora.

Más mejora ferroviaria hay con las ciudades atlánticas. Vigo y Pontevedra son asequibles por carretera pero parece que están en otra comunidad autónoma en ferrocarril. Si en vehículo, la ciudad olívica está a menos de una hora, en tren el viaje se demora más del doble de tiempo.

Pese a existir 12 frecuencias, solo dos llegan en menos de dos horas y la mayoría de las líneas oscilan entre dos y dos horas y media para dejar atrás una distancia de apenas 100 kilómetros entre ambas urbes. Con el futuro AVE, la distancia con Pontevedra y la ciudad olívica debería reducirse a apenas de media hora.

Más asequible en tiempo es la conexión con Avant a Santiago de Compostela. Sin embargo, en este caso, las críticas han llegado al Parlamento en los últimos meses por los precios. 16,60 euros el viaje, y con bonos de 10 viajes en 10 días por 73 euros. Resulta curioso que la tarifa es más cara que el tren directo a Ferrol.

Eso sí, en apenas 40 minutos cualquier ourensano se puede plantar en tren en la capital de Galicia. Aprovechando esta conexión, la alta velocidad también enlaza ya Ourense con A Coruña, donde el trayecto medio es de 1 hora y 8 minutos. En este caso, el precio de los Avant se dispara a los 24 euros.

La cara positiva es la conexión con Madrid. Aún a la espera de la llegada del AVE, los tiempos se han acortado, y seis Alvias diarios conectan con la capital en 4 horas y 30 minutos.

Con la llegada de la alta velocidad, el tiempo se reducirá a dos horas y media de viaje. La capital ourensana supera con creces a Vigo, con dos Alvia al día, A Coruña, con dos Alvia y dos Avant, e iguala a Santiago de Compostela, que tiene tres Alvia y tres Avant con la capital del país.


Por carretera


Las infraestructuras para moverse por carretera siguen teniendo mucho margen de mejora. La A-52 deja gran parte de la provincia a casi cinco horas de Madrid, pero está abandonada a su suerte en la entrada a través de A Canda. Pero hay necesidades básicas, en especial en la conexión con el interior gallego, tanto con la provincia de Lugo como la comarca de Valdeorras, y facilitar la conexión de la provincia con la zona Cantábrica y Europa sin tener que pisar la meseta.

La reactivada demanda por la A-56 entre Ourense y Lugo permitiría reducir en media hora el viaje a esta capital (que sería de una hora) y, de paso, haría más asequible el viaje a Ferrol, evitando unos peajes que superan los 15 euros.

Por su parte, la A-76 dejaría de lado el eterno aislamiento de Valdeorras con el resto de la provincia, y permitiría a O Barco llegar en poco más de una hora y con mayor seguridad a la capital provincial. Esta comarca necesita como agua de mayo también una mejora de las conexiones ferroviarias. 

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