Tras la calle Júpiter, un muro en mal estado separa la carretera de una finca de más de seis mil metros cuadrados. Aunque el lunes acudieron a desbrozarla, pasa largos periodos llena de maleza. En su interior, los jabalíes cavaron sus propios senderos, abriéndose paso y encontrando lugares para ocultarse.
Los vecinos advirtieron en numerosas ocasiones al Concello de Ourense. El dueño no aparece y el gobierno local debe actuar de oficio en la limpieza. Jesus Couceiro, de la asociación Virxe de Covadonga, señala que “los trabajos que están realizando en las fincas se están llevando a cabo debido a un mandamiento judicial. Es decir, un juzgado es el que ha dado el visto bueno a que se proceda con la limpieza de las fincas. En caso contrario no se podrían haber realizado”.
Pero, sin duda, lo peor está en la entrada del recinto, donde antiguamente hubo una casa habitada. Un pasillo de acumulaciones de basura conecta la ruina, residencia de suidos, con la calle. Los animales arrastran los que extraen de las bolsas de basura y se alimentan de ello. Además, entran y salen a cualquier hora del día.
“Nos gustaría que tapiasen este espacio, para que no sigan llegando sin control”, afirma Couceiro.
